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HISTÓRICO
EN VÍSPERAS DE OTRO PROCESO
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    EN VÍSPERAS DE OTRO PROCESO |
Por RAFAEL NIETO LOAIZA | Publicado

No hay nada que agradecer. Los diez militares y policías que seguían en poder de las Farc fueron liberados. Rehenes de una guerrilla inhumana que los mantuvo encadenados como animales, perdieron decenas de años de sus vidas, años que nunca podrán recuperar. Durante su cautiverio sus hijos crecieron sin padre, murieron los suyos, sus hermanos y amigos, se les fueron las vivencias y memorias que tenemos todos los mortales. Al menos, podrán decir, no corrieron la suerte de los asesinados en cautiverio. Por eso se aplaude que hayan recuperado su libertad.

Pero no más. En su liberación no hay gracia alguna o buena voluntad. Si antes fueron secuestrados para negociar con ellos, ahora son liberados con el mismo propósito. Las Farc y el Gobierno buscan generar hechos que les permitan anunciar diálogos de paz. Digo anunciar porque no tengo duda de que las conversaciones ya han empezado. Si hace un año sostuve en esta columna que creía que se estaban montando todas las piezas para una negociación, hoy tengo certezas. Hay hechos que no se explican sino en ese contexto como, por ejemplo, mantener de asesor de las operaciones de paz en Colombia a Baltasar Garzón , condenado por la justicia española. O que a Teodora la sala penal de la Corte Suprema no la haya sancionado por sus vínculos con las Farc o que tampoco haya noticia o proceso judicial alguno sobre los vínculos políticos y sociales de la guerrilla, con informaciones abundantes en los computadores de Canoy Jojoy , pruebas que confirman las que desecharon nuestros orondos magistrados en las memorias informáticas de Raúl Reyes.

Y lo ratifica la autorización que habría dado el Gobierno para el traslado a Cuba de Mauricio, el médico, miembro del secretariado de las Farc. Lo dijo el polémico José Obdulio en su columna y nadie lo desmiente. Y, curioso, tampoco nadie le hace eco. La prensa bogotana sigue engolosinada consigo misma y con el Presidente y se niega siquiera a registrar la información que cree que pueda no convenirle al Ejecutivo. Que en ello se le vaya la credibilidad no parece importarle. En fin, el viaje de El Médico a Cuba explicaría la visita de Santos a La Habana, so pretexto de verse con el Teniente Coronel de al lado. Se confirmarían así los rumores sobre el verdadero propósito de la intempestiva escapada de Santos.

Así que estamos en conversaciones con las Farc y en la víspera de un proceso de paz. Yo, advierto, estoy a favor de una salida negociada del conflicto. Habría que ser cruel y obtuso para estar en contra de la paz. Entre más pronto y menos muertos haya, tanto mejor. Cada vida salvada bien vale la pena el esfuerzo. Pero ese deseo no va en contravía de tomar todas las precauciones para no cometer los mismos errores del pasado y, por cuenta de las negociaciones, prolongar la violencia. Olvidar las décadas de intentonas de paz fallidas no solo es un error sino que es estúpido.

De manera que, para empezar, no puede cederse ni un centímetro en el combate militar y policial de la insurgencia. Si antes las Farc pedían "canje" por los rehenes y hoy los entregan unilateralmente es porque ahora no están en condiciones de exigir nada a cambio. Después, el propósito de las conversaciones no puede ser sino el de la desmovilización, el desarme y la reinserción. Nada, absolutamente nada más puede negociarse con los criminales. No hay en ellos autoridad ninguna para pactar asambleas constituyentes, acuerdos refundacionales o cambios en la estructura del Estado. Sería legitimar la violencia, otra vez, como mecanismo de lucha política. Y reiniciar el ciclo.

Y en el camino, más vale no entregar de entrada lo que no debería ni siquiera concederse en el final: las amnistías e indultos generales, perdón y olvido para crímenes de lesa humanidad y de guerra, para lo que llamamos delitos atroces. Es lo que se pretende con el acto legislativo que, por solicitud del Gobierno, tramita R oy Barreras . El "marco jurídico para la paz", como se le denomina pomposamente, no puede ser el de la impunidad.

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