En 1950, había 2.500 millones de personas en el mundo. Cincuenta años después, esa cifra sobrepasaba los 6 mil millones y en octubre de este año, según un reporte de la ONU, 7 mil millones de humanos poblarán la tierra.
Este crecimiento exponencial se ha dado gracias a los avances en producción alimenticia y al desarrollo de la medicina en la segunda mitad del siglo XX. Nunca antes la humanidad tuvo tanto qué comer, ni vivió tan larga y saludablemente. La tasa de mortalidad infantil actual es la más baja de la historia, al igual que la de mortalidad materna.
Nunca habían nacido tantos niños y gracias a la medicina moderna y al acceso a fuentes de alimento, viven mucho más y en mejores condiciones que cualesquiera de sus antepasados.
Irónicamente, ha sido el éxito de la humanidad para mejorar sus condiciones de vida, a punta de desarrollos tecnológicos, lo que se ha constituido en la mayor amenaza para la sostenibilidad de los actuales niveles de vida.
El mismo informe de la ONU predice que de continuar la tendencia actual, en 2050, la población mundial alcanzará los 9 mil millones, y para 2100 superará los 15 mil millones de personas. Todo esto a pesar de que países que en la actualidad cuentan con una gran cantidad de habitantes, como China e India, no sólo detendrán su crecimiento, sino que incluso reducirán su número.
Según la revista The Economist , China pasará de tener 1.300 millones de habitantes en 2010 a 950 millones al final de este siglo. Algo similar sucederá con India. Mientras que Europa y Latinoamérica se estancarán, manteniendo sus niveles actuales de población, gracias, en gran medida, a sus dinámicas migratorias.
Entonces ¿Quién jalona el crecimiento exponencial de la población mundial en el siglo XXI?
África. Nigeria, por ejemplo, pasará de 150 millones de habitantes en 2010 a 750 en noventa años. Tanzania y el Congo llegarán a tener 300 y 200 millones respectivamente, luego de contar con menos de 50 millones de habitantes cada uno. Todo el África subsahárica sufrirá fenómenos demográficos similares y su población podría más que triplicarse para 2100.
Pero África no solo es importante por su futuro sobrepoblado, sino porque en el presente nos muestra los desafíos con los que tendremos que lidiar en este siglo.
¿Contamos con agua, comida y energía suficiente para 15 mil millones de personas? La respuesta a esta pregunta es sin duda pesimista.
La verdad es que no; que ni nuestros recursos actuales, ni nuestras estructuras sociales y económicas podrían soportar esa carga poblacional. De igual manera, el planeta no podría manejar semejante demanda ambiental.
También habrá más viejos, los mayores de 65 años pasarán del 7,6% del total de la población en 2010, al 22,3% en 2100. Los sistemas pensiónales serán insostenibles.
Así, la explosión demográfica será el reto más grande que enfrente la humanidad quizás, en toda su historia.
Y necesitaremos de todo nuestro ingenio, prudencia y previsión para poder enfrentarlo.