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HISTÓRICO
IMPUESTOS Y PROPAGANDA POLÍTICA
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    IMPUESTOS Y PROPAGANDA POLÍTICA |
Por FERNANDO VELÁSQUEZ V. | Publicado

Quienes pagan tributos al Municipio de Medellín ahora tienen que soportar otra carga más, sumada a la injusta contribución de valorización (forma disfrazada de imponerle nuevos impuestos a la comunidad, legitimada con una chocarrera foto de abuelos en el plegable anexo que lleva el siguiente sugestivo texto: "Desde 1938 nuestros abuelos y padres con su contribución de valorización, ayudaron a construir la Medellín de hoy, cuyos montos acaba de comunicar a los damnificados el gobierno del señor burgomaestre Aníbal Gaviria Correa.

Se hace referencia a la forma farota como la Alcaldía de Medellín, con dineros públicos y a los ojos de todo el mundo (eso ya no produce sonrojo), hace una muy calculada publicidad de la gestión de su dignatario mediante vallas puestas en sitios estratégicos, videos, cuñas y mensajes y, ahora, con las cuentas de cobro del impuesto predial unificado (bastante desmesurado, por cierto, después de que la actual administración lo incrementara de forma ilegal y arbitraria).

Por eso, al último recibo de pago trimestral se adjunta un volante intitulado "este es el mejor momento de Medellín por 5 razones" en el cual, con las gráficas de los aparentes logros y como en un cuento árabe propio de "Las mil y una noches", nuestra querida urbe se torna en "ciudad saludable" porque dice poseer "los índices más bajos de pobreza y pobreza extrema en 11 años", máxime si "14.400 familias superaron la pobreza extrema"; además, se le promociona como la "ciudad segura", pues tiene "el índice más bajo de homicidios en más de 25 años". Es más, nace a la vida la "ciudad empleo" gracias al indicador "más bajo" de desocupados "en más de 18 años"; o impera la "ciudad escuela" por el nivel "más bajo de deserción escolar en más de diez años" (no de nuevos cupos como debiera ser) y "el menor índice de desigualdad en más de 10 años".

Sin embargo, mientras el mandatario y su tren de burócratas (algunos, incluso, tornados en poetas que cantan al paraíso) llenan la capital de anuncios en los cuales se divulgan los parques gigantescos y promocionan los aparentes éxitos de una deslucida gestión administrativa, hay hechos irrefutables de los cuales se infiere que Medellín no es el reino de Alicia.

Esta capital no puede ser llamada la "ciudad segura" porque por doquier rondan la extorsión, el tráfico de drogas ilícitas, los hurtos callejeros, el secuestro, el proxenetismo, el turismo sexual, la justicia privada, etc. Tampoco, es la "ciudad empleo"; obsérvense los semáforos, las calles principales (y, adviértase, la urbe entera se convirtió también en un parqueadero gigantesco, pues todo el mundo deja su vehículo donde le viene en gana y ya las autoridades de tránsito no ejercen ningún control), el centro, los parques y glorietas (muchos llenos de basuras y muy mal administrados), para ver miles de menesterosos, vendedores ambulantes, drogadictos y desamparados a quienes, eso sí, se les esconde cuando para darnos lustre celebramos pomposos actos internacionales también pagados con los dineros públicos. De igual forma, la comunidad "saludable" (los pésimos publicistas solo asocian "salud" con índices de pobreza) es otra quimera, basta recorrer ciertas clínicas, centros de salud, hospitales y observar la atención en las EPS, para corroborarlo.

Desde luego, este empleo abusivo de recursos oficiales para hacer publicidad con innegables fines políticos debe ser objeto de investigación y sanción por parte de las autoridades de control (Procuraduría, Contraloría y Fiscalía); la comunidad entera, que trabaja duro para pagar impuestos, tiene derecho a saber por qué ellos se invierten en propaganda electoral y no en sanar los dolores y las necesidades colectivas. Esta práctica corrupta y clientelista, extendida como mancha de aceite por todo el territorio nacional (recuérdese: "haciendo casas, cambiamos vidas", "sí joven", "Antioquia la más educada", etc.), en virtud de la cual los políticos se financian sus campañas de esta manera se tiene que acabar por el bien del país entero.

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