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INTIMIDAD QUE DESGARRA

  • INTIMIDAD QUE DESGARRA
07 de mayo de 2014
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Muchos han creído que el asuntico ese de los diarios íntimos es pura niñería, que en ellos está representada la escritura más cursi y "rosadita" porque algunos tienen tapas de jardín que resguardan esa frase universal: "Querido diario", con un candadito que hasta un perro salchicha puede romper como si fuera una galleta.

Pero quienes creen que el diario íntimo es ese lugar común están muy equivocados, un buen diario puede ser literatura pura, puede, incluso, ser la mejor obra de un escritor, como efectivamente lo han logrado Samuel Pepys, Novalis, Joubert, Maine de Biran, Benjamin Constant, Stendhal, Amiel, Virginia Woolf, Anaïs Nin, Pavese, Sándor Márai, Cheever, Julio Ramón Ribeyro y otro montón de escritores que han vuelto su intimidad algo sublime.

El fin de semana escuché en la Feria del Libro a Wendy Guerra. Ella habló sobre "Todos se van", una novela que es un diario íntimo que duele y que dentro de poco podremos ver también en la adaptación cinematográfica que hizo Sergio Cabrera.

El libro cuenta la historia de una Cuba que empieza a mostrar el lado oscuro de una Revolución que no se dio como muchos querían. Nieve Guerra es la protagonista y lo que ocurre en la isla pasa por el tamiz de 12 años de palabras escritas por una niña y una adolescente.

El Diario, con mayúscula, se convierte en la voz de Nieve, es su memoria, es su vida y la de los demás: "Las herramientas que me dieron no me sirven, vivo refugiada en el Diario y sólo me comporto cómoda y normal entre sus páginas. Allí siempre fui un adulto; fingía ser una niña, pero no era cierto: demasiado adulta para el Diario, demasiado niña para la vida real".

La ventaja de narrar algo partiendo de un mundo autobiográfico es que el autor, en algún momento, puede narrar desprendiéndose de sí mismo, como quien dice, aquel que narra es él pero puede dejar de serlo en cualquier momento cuando la literalidad asumida por los otros quiera comprometerlo demasiado. Un Diario puede criticar en secreto lo que nadie se atrevería a criticar en público, puede volverse una compañía, una patria si se ha tenido que crecer sola mientras todos se marchaban de la isla, como le pasa a Nieve.

En su Diario quedan su rebeldía, su decepción de la autoridad. Nieve, entre más siente su encierro en la isla, se hace cada vez más libre en sus páginas. "Mi Diario es un lujo, mi medicina, lo que me mantiene en pie. Sin él no llego a los veinte años. Yo soy él, él es yo. Ambos sentimos desconfianza", dice.

Cuando es imposible hablar, el Diario termina siendo el único medio de expresión en el cual se puede llorar y gritar, si así se quiere. La palabra escrita se extiende, construye memoria infinita. Un buen diario, evidentemente, no es para nada una cursilería, es una verdad que, si está bien escrita: desgarra.

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