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HISTÓRICO
La Caracas de Chávez
  • Federico Hoyos Salazar | Federico Hoyos Salazar
    Federico Hoyos Salazar | Federico Hoyos Salazar
Federico Hoyos Salazar | Publicado

La semana pasada tuve que viajar a Caracas. Encontré una Venezuela envejecida, sombría e insegura, todo gracias al manejo del gobierno socialista que está atornillado al poder desde hace más de una década. A continuación les contaré un poco sobre el panorama que alcancé a ver en la Caracas de hoy, la Caracas de Chávez.

Aterricé en el aeropuerto de Maiquetía a las 11 y media de la noche, me llamó la atención la poca actividad de un aeropuerto internacional de esas características. El aeropuerto se veía oscuro y viejo. La entrada a inmigración estaba decorada con docenas de carteles que anunciaban la cumbre de la Celac, por todas partes se leía: "El camino de los libertadores", además de una enorme imagen de Chávez -cuando estaba sano- rodeado de niños y un mensaje de fondo que decía: "Seguimos juntos". La propaganda política es una constante en Venezuela.

Una vez salí del aeropuerto, me abordó un puñado de gente ofreciéndome taxis y cambio de pesos por bolívares; desorden total y sensación de inseguridad. En el camino hacia Caracas, en cada poste -no estoy exagerando- había un afiche con la imagen de cada uno de los presidentes visitantes a la Celac, también había presencia de la Guardia Nacional en la carretera, un hecho atípico, puesto que normalmente la vía de Maiquetía a Caracas se ha convertido en un paraíso de delincuentes que atracan a los carros que suben cargados de maletas del aeropuerto. Chávez hábilmente maquilló la cara de Caracas para la Cumbre, militarizando la ciudad y decretando un festivo el día anterior al evento, con el objetivo de minimizar el gravísimo problema de tráfico en la ciudad.

Una vez amaneció, salí a cumplir unos compromisos.

Le pregunté al taxista que me llevaba al hotel en donde tenía programado un desayuno: ¿Cómo van las cosas? Respondió: "Bueno chamo, como ves, Chávez sigue ahí". Esta misma respuesta la escuché varias veces. La presencia de Chávez genera resignación, la gente sabe que no es tarea fácil sacarlo del poder.

Esa tarde, después de un almuerzo en un restaurante de comida de mar, pedí un latte, el mesero respondió que no había leche, me ofreció otra bebida. La carencia de este producto, además de café y aceite, entre otros bienes básicos es altísima.

Es una ironía que en Venezuela se consiga con más facilidad aceite de oliva que aceite regular de cocina. Como siempre, los damnificados por esta situación son los más pobres.

Mientras se acercan las elecciones primarias para escoger el candidato único de la Oposición, Chávez arrecia cada vez más con nuevas "misiones", programas sociales en donde se subsidia vivienda, alimentos y salud a diestra y siniestra. A pesar del deterioro y envejecimiento de la Venezuela de hoy, el país tiene la esperanza en una buena baraja de candidatos que pueden hacerle frente a Chávez en las próximas elecciones.

Ojalá prime la grandeza de la oposición, dejen los egos a un lado y se concentren en derrotar al Teniente Coronel en las urnas. Los venezolanos podrán elegir el próximo año el destino de su país, mientras Chávez se limita a decir: "socialismo o muerte" la oposición dice: Libertad. Hay esperanza. A mi regreso a Colombia me despidió un gran cartel bajando al aeropuerto que decía: "Gracias por visitar la tierra de Bolívar".

Post Scriptum : Los ciudadanos de Bello ya hicieron lo más difícil: lograr el triunfo del voto en blanco. El próximo domingo pueden reafirmar su inconformismo, elegir diferente y hacer historia.

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