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HISTÓRICO
Mandatarios, primera línea de defensa ciudadana
Colprensa | Publicado
El ministro del Interior y Justicia, Fabio Valencia, pidió a los gobernadores y alcaldes, dirigir el accionar de los cuerpos de Policía y a los comandantes de la institución, como apoyo logístico en la labor de enfrentar la delincuencia común.

Esto permitirá construir un modelo integral de convivencia y seguridad ciudadana "como una política institucional imperativa, un capítulo aparte y complementario de la política nacional de seguridad democrática".

Durante su intervención en la Reunión de Comandantes de Policía con gobernadores y alcaldes de las áreas metropolitanas, realizada ayer en Medellín, recordó a los mandatarios que ellos constituyen el nivel de primera línea de defensa de la seguridad ciudadana.

De ahí la importancia de la unión entre "la ciudadanía y la fuerza pública, en la dinámica colectiva de acuerdos cívicos mínimos de convivencia, de un desarrollo para la paz y la disminución de los conflictos sociales, con un impacto real, cotidiano y directo sobre el ciudadano, afectado a diario por el hurto común, el homicidio, la extorsión, la violencia intrafamiliar, el secuestro".

Estos delitos, conocidos como delitos de mayor impacto, constituyen para los alcaldes de las ciudades capitales una de las mayores preocupaciones dentro de su administración.

Logros de la seguridad
Dentro del encuentro tanto Valencia como el ministro (e) de Defensa, general Freddy Padilla, destacaron los logros de siete años de la política de seguridad democrática.

Si no fuera por esta, aseguró Padilla, no habría sido posible realizar un encuentro con gobernadores y alcaldes como el de Medellín.

Ante la propuesta del gobernador de Santander, Horacio Serpa, de la necesidad de recuperar el carácter civil de la Policía, una vez se supere el conflicto, Valencia señaló que este es un imperativo que se ha venido postergado debido a la situación de orden público.

Recordó que en 1993 cuando hizo parte de una comisión que restructuró la institución, ya se había contemplado esta posibilidad pero que el problema del narcotráfico y el terrorismo asociado a este hacen difícil que se tome la decisión.

"Sostenemos estructuralmente nuestra convicción de que los territorios y las regiones colombianas dependerán cada vez menos de la fuerza, de las armas y de la seguridad militar exclusivamente, si se fomentan más y mayores oportunidades de convivencia ciudadana, tolerancia y participación de las personas en las decisiones que los afectan".

Reiteró la importancia de que los ciudadanos se compromentan en la transformación de su comunidad, comprometidos en mecánicas de convivencia.

Otro punto que destacó es la importancia de que las administraciones locales se involucren en la cultura de la rendición de cuentas en materia de seguridad.

Este nuevo modelo de civilidad, aseguró, va a redundar en la mitigación de los conflictos sociales y el respeto a un modelo de orden público "entendido como consolidación de las instituciones, del orden legal y de la democracia, así como de la conciencia aprendida por la sociedad del principio fundamental de que nada, absolutamente nada llámese pobreza, lucha ideológica o política, justifican la violencia, el terrorismo o la criminalidad".
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