En ese casi medio millón de kilómetros cuadrados está la promesa más grande que Colombia puede ofrecerle al planeta: su protección para regular un clima cada vez más loco.
No es sencillo. El tema es de primer orden en el mundo, pero aumenta a diario la presión para explotar la región.
Un estudio de la Fundación Alisos mostró cómo la Amazonia es sometida a una diversidad de intervenciones sin precedentes y planteó unas bases para el ordenamiento.
Wendy Arenas Wightman, directora ejecutiva de Alisos, habla sobre el posible impacto de la minería. Lo mejor, sostiene, sería no hacerla.
¿Cuál es el mayor daño de la minería?
"El impacto depende mucho de la ubicación de la explotación, del tipo de minería, de los procesos e insumos utilizados, del tipo de empresas y de la calidad de la institucionalidad que exista.
Las fragilidades de los ecosistemas o su valor estratégico juegan un papel importante a la hora de definir los impactos. En la región amazónica dadas las riquezas ambientales y culturales la minería tiene impactos de dimensiones desconocidas. ¿Qué pasaría si deforestamos más de lo que el ecosistema resiste simplemente para conseguir petróleo o gas? ¿Cuánto nos duraría esa riqueza y a quién beneficiará? O ¿qué pasaría si se destruye el sitio sagrado más importante de los indígenas para que las empresas puedan explotar oro que no veremos pasar por el país?
De lo que sí podemos tener certeza es que habremos perdido una de las mayores diversidades biológicas y culturales del continente con consecuencias que transcienden nuestras fronteras".
¿Es peor la minería ilegal, o podría decirse que la gran minería provocaría un daño más grande?
"El problema de los impactos es más complejo uesimplemente ver si es ilegal o de gran minería, léase de capital global. Ambas "modalidades" traen sus complejidades.
En la minería ilegal los problemas asociados a su actividad van desde los impactos ambientales y sociales hasta problemas de orden público. Los de la gran minera se magnifican no solo por las escalas de sus impactos sino también por la polarización y fraccionamiento que generan dentro de las comunidades afectadas.
En regiones de gran debilidad institucional -como la amazónica- ambas pueden tener impactos inimaginables. Pensar en gran minería en esta región es ponerle una soga a la sostenibilidad regional. Debe existir primero una institucionalidad capaz, como nunca se haya visto en el país, de hacerle seguimiento a una actividad económica. Hasta tanto no tengamos un Estado fuerte, unas empresas dispuestas a responder no solo por sus retornos económicos sino también ambientales y sociales y una sociedad comprometida con la sostenibilidad, lo mejor es que no haya minería en esta región".
¿Sí se realizan los estudios de impacto ambiental como debe ser?
"Si bien la legislación establece criterios y estándares en su mayoría adecuados para la elaboración de esos estudios, la opinión pública en general o la academia no tiene acceso a ellos. Están en archivos de las entidades competentes como el Ministerio de Ambiente o las Corporaciones y no sabemos qué implicaciones tienen en los territorios.
Para un estudio reciente dirigido por Alisos para la región amazónica fue imposible conseguir esta información y dar a conocer cuáles serían los impactos de las actividades que han sido licenciadas. Es un vacío preocupante que se suma a la baja fortaleza institucional de las autoridades para generar seguimiento, control y vigilancia".
¿Cuál es la mejor salida en el tema minero sabiendo que la presión continuará, más con los tratados de libre comercio?
"Trazar una política pública a mediano y largo plazo, que permita realizar un ordenamiento territorial de las diferentes áreas. En otras palabras, definir cuál debe ser el uso del suelo de acuerdo con sus verdaderas vocaciones.
Es indispensable un fortalecimiento institucional para aumentar los controles y exigir que las grandes empresas incluyan dentro de sus costos parte de las externalidades de sus actividades productivas".
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