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HISTÓRICO
Metallica dio cátedra de rock
  • Metallica dio cátedra de rock | Colprensa, Bogotá | El espectáculo que dio Metallica en Bogotá contó con todos los elementos de la gira. La pirotecnia y las luces utilizadas fueron del más alto nivel y en canciones como One, estos aspectos fueron clave para darle una fuerza inigualable al show. Metallica se entregó por completo al público durante dos horas.
    Metallica dio cátedra de rock | Colprensa, Bogotá | El espectáculo que dio Metallica en Bogotá contó con todos los elementos de la gira. La pirotecnia y las luces utilizadas fueron del más alto nivel y en canciones como One, estos aspectos fueron clave para darle una fuerza inigualable al show. Metallica se entregó por completo al público durante dos horas.
David E. Santos Gómez | Publicado

Un campo arado con camisetas negras levantó las manos casi en símbolo de adoración cuando Lars Ulrich, baterista de Metallica, salió al escenario, se montó sobre sus tambores, lanzó al cielo un vaso rojo repleto de líquido y, tras un golpe de redoble, dio inicio al concierto de rock más esperado de los últimos años en Colombia.

Los otros tres monstruos del metal (James Hetfield en la voz y la guitarra, Kirk Hammet en la guitarra y Robert Trujillo en el bajo) aparecieron dos segundos después, creados por reflectores de luz inmensos e individuales.

De la oscuridad Metallica nació para dar un show de más de dos horas que, como los buenos espectáculos, no fue solo un recital de música sino un momento de vida.

La explanada del Simón Bolívar, en la que se distribuyeron 60 mil almas, se entregó sin el más mínimo reparo a un grupo que recorrió su discografía desde 1983 hasta hoy con la complicidad de un coro colombiano que se sabía a la perfección todas las letras de las canciones.

Tras el clásico intro de Ecstasy of Gold de Ennio Morricone, Metallica disparó un cañón de metal con Creeping Death de 1984.

La lista de temas interpretados se atropelló entre un éxito y el otro y la gente prefirió perder sus cuerdas vocales antes que dejar de cantar.

"La canción que sigue es demasiado fuerte para Bogotá... ¿Quieren algo fuerte?", preguntó Heatfield conociendo de antemano la respuesta. Los acordes de su guitarra dieron inicio a Sad But True.

Las adustas caras de los fanáticos del metal no pudieron resistir más energía y pasión concentrada cuando, sobre el segundo piso del escenario, Hetfield tocó en una guitarra acústica las ya inmortales notas de Fade to Black . Muchos pasaron al llanto y otros tantos se abrazaron. Era un sueño hecho realidad para fanáticos que siguen a la banda desde hace ya tres décadas.

"¿Es demasiado esperar 11 años para volver no?", preguntó Ulrich sorprendido por el mar de cabezas en el público cuyo final era dificil de identificar en el horizonte. "Lo juro, Metallica vuelve pronto. Lo más pronto posible".

Las fuerza de las guitarras y el poderío del bombo se convirtieron casi que en órdenes de brincos permanentes que hicieron que durante el tiempo del show los miles de fanáticos no dejaran de cantar. One, Master of Puppets, Blackened y Nothing Else Mathers sellaron la comunión de artistas y público en lo que Hetfield denominó "La familia de Metallica".

Con los gritos ensordecedores de Seek and Destroy , Metallica se despidió. Los cuatro abrazados sobre el escenario dieron gracias al público que se entregó como si este fuera el último show de sus vidas.

Las caras de los maestros del metal no pudieron esconder su asombro de ver una ola de camisas negras para quienes esas dos horas quedarán eternizadas en sus vidas.

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