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En este país aparecen los videos que demuestran que en una campaña política sí sabían qué clase de asesor en seguridad informática y redes sociales tenían, pero en un acto descarado de amnesia se ignoran los sabotajes que se planeaban. En la campaña enemiga, el asesor en propaganda renuncia porque anduvo gestionando sometimientos a la justicia de capos mafiosos, pero en otro acto calculado de desmemoria desaparece de escena, como cualquier J.J. por su casa, y nadie, al final, rinde cuentas de nada.
Así es todo en este país: el patrón es el olvido, la ley es la impunidad.
Los paramilitares aseguraban en su momento que no descuartizaban ni le arrebataban tierras a nadie. La guerrilla se indignaba porque la relacionaban con los narcotraficantes y el narcotráfico y rechazaba haber masacrado civiles, por ejemplo, a los diputados del Valle o a la gente refugiada en la iglesia de Bojayá.
Un par de expresidentes no recuerdan ya la financiación mafiosa de una campaña o la responsabilidad innegable de algunos de sus oficiales y soldados en los "falsos positivos".
A unos congresistas que militan de conservadores se les olvida que eran liberales y también los hay a la inversa. Ellos no son el producto de una evolución conciente y tamizada de sus tesis, sino que son el resultado de las peripecias, de las volteretas, para mantenerse en la orilla de los privilegios de sus investiduras. Sin vergüenza alguna, olvidan de dónde vienen y para dónde van.
Decía el gran estadista François Miterrand sobre su pueblo: "Los franceses hacen huelga los lunes porque suben el pan; los martes se manifiestan porque ganan poco; los miércoles protestan por la falta de libertades... Y el domingo votan a la derecha".
Los electores colombianos también insistimos en olvidar quiénes son los responsables de edificar este país que se precia de democrático, pero que en la práctica es tan atrasado y que no aguanta un examen juicioso de cara a las asignaturas principales de cualquier sociedad moderna.
Se mueren 32 niños achicharrados con un conductor y una buseta sin documentos legales. Violan y empalan a una joven en Bello. Queman a un indigente con su mascota en Bogotá. Les arrojan ácido en la cara a las mujeres de varias ciudades. Perecen los niños guajiros de hambre y desnutrición. Arde la selva del Darién y mueren miles de chigüiros sedientos. Un policía asegura que el hermano de un expresidente tenía banda paramilitar propia.
No importa si nada cambia. Si continúa este paisaje inalterado de frustraciones y barbaridades. La gente vuelve y vota por los mismos. Y no hay de otra: tanta amnesia nos obliga a seguir repitiendo la historia.