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HISTÓRICO
NIÑOS VERDES... PERO DE ESPERANZA
  • DIEGO MORA | DIEGO MORA
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Por DIEGO MORA | Publicado

Mucho se ha hablado sobre la Reforma a la Justicia, proyecto que el Congreso y el gobierno Santos pretendían entregar como un gran premio, entre otras cosas, con privilegios judiciales para los parlamentarios y períodos más largos para los magistrados.

Quisiera referirme al tema, pero sé que dará mucho que hablar en los próximos días, ya sea porque se hunda en las sesiones extraordinarias, que parece ser lo más probable, o porque, inevitablemente, entre en vigencia.

Colombia es un país sin memoria y experto en indignarse a ratos. Un día amanece, protesta por la violencia contra los animales, Reforma a la Justicia o por un atentado en el que mueren civiles indefensos, al otro día todo se le olvida.

Por eso quiero escribir sobre un hecho conocido en detalle el pasado domingo: los "niños pisa suave" o "niños verdes".

Al conocer esta situación pensé en los trece niños secuestrados en Putumayo, por los que cada día seguimos preguntando y a quienes me referí el 13 de junio en la columna titulada "Con los niños no se metan", y oré para que esta no sea su suerte.

Los "niños pisa suave" son utilizados para ubicar y detonar artefactos explosivos y además para disparar contra la Fuerza Pública. Su cuerpo es pintado de verde, con lo que se camuflan en la selva fácilmente. Son entrenados en desplazamiento silencioso y lo hacen descalzos para que en la planta de los pies se les forme un callo que suple los zapatos y los protege de las heridas. Lo peor de todo es que estos niños se convierten en suicidas, pues en muchas ocasiones la onda expansiva de las bombas que activan los alcanza o al atacar quedan expuestos a la ofensiva de los uniformados.

Y mientras algunos colombianos siguen indignados con la Reforma a la Justicia, callan con el acto legislativo, mal llamado, Marco Jurídico para la Paz que al ser aplicado le perdonará, posiblemente, este crimen a sus autores, esos mismos que son los más beneficiados con lo aprobado por el Congreso: las Farc.

¿Por qué promover la impunidad de los terroristas que tanto daño le hacen al país?

Necesitamos cambios estructurales, no podemos seguir curándonos con pañitos de agua tibia cada vez que algo no funciona. Además una de las prioridades del Gobierno debe ser la protección de los niños ¿o para quién estamos intentando dejar un mundo mejor?

Por último: Santos necesita amarrarse los pantalones y exigir respeto de las Farc hacia los menores, pero eso se consigue con un discurso firme y coherente, dos características de las que, infortunadamente, carece el Presidente.

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