La aprobación del Código de Convivencia Ciudadana que hace trámite en el Congreso, ayudaría a salir de un atraso de 20 años en las normas que le permitirían a la Policía responder a los desafíos actuales de la criminalidad.
La afirmación, la hizo el director nacional de la Policía, general Óscar Naranjo, durante la primera cumbre de seguridad ciudadana de 2011 convocada por el ministro de Defensa, Rodrigo Rivera.
Según el alto oficial, aunque la institución tiene que seguir combatiendo expresiones delincuenciales como el narcotráfico, que hacen carrera en el país, no se pueden descuidar situaciones que afectan al ciudadano del común.
El ejemplo más grave son las 7.000 riñas que cada fin de semana tiene que controlar la Policía en las ocho principales ciudades del país.
Estas riñas -algunas de ellas originadas por incidentes de violencia intrafamiliar, consumo de licor y narcóticos, y porte de armas- fueron según Rivera, la causa del 37 por ciento de los homicidios que se presentaron el año pasado.
El Ministro recordó que 2010 fue el año con la tasa más baja de homicidios de los últimos 24 años: 34 por cada 100.000 habitantes.
Según la Policía, se registraron 15.459 víctimas. De ellas, 14.097 eran civiles, 508 miembros de las Fuerzas Armadas, 324 integrantes de grupos armados ilegales y el resto, eran miembros de bandas criminales y delincuencia común.
Componente pedagógico
Tanto el ministro de Defensa como el general Naranjo coincidieron en que para hacer frente a las nuevas formas de violencia hay que hacer un análisis más detallado.
Según Rivera, hay que atender las causas sociales y culturales que están dando origen a las riñas y lesiones personales. Además, no se debe descartar un debate con diferentes sectores de la sociedad -entre ellos los medios de comunicación- en el que se determine qué valores se deben fortalecer y cuáles antivalores es necesario combatir.
"Esta es una de las prioridades del Gobierno en 2011: que podamos enfrentar este problema con fórmulas imaginativas de prevención, control y cambio de patrones culturales y conductas ciudadanas, con mayor tolerancia y respeto", dijo el ministro Rivera.
Otro punto de estudio es la parte pedagógica para evitar conductas que, aunque no son delitos, sí constituyen contravenciones.
Algunas de estas -como orinar en una vía pública o hacer una fiesta hasta altas horas de la noche- se han ido convirtiendo en situaciones diarias que le han "tomado ventaja" a las autoridades porque las herramientas jurídicas para combatirlas son muy débiles.
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