Sólo quienes hablan con la verdad son personas fidedignas y, aunque su verdad sea incómoda, a la larga, o muchas veces muy prontamente, la comunidad descubre que esa verdad buscaba un bien mayor, ese que construye Patria. Intuimos que el ahora retirado General, Gustavo Matamoros Camacho lo único que intentó fue ser leal a Colombia y evitar que se acabara con los logros en seguridad de los ocho años del gobierno del Presidente Álvaro Uribe Vélez.
En editoriales recientes habíamos afirmado que el Ministro de Defensa, doctor Rodrigo Rivera, es un buen hombre pero que está en el lugar equivocado. Que no es en ese ministerio donde puede dar lo mejor de sí mismo. ¿Será, acaso, que escogerlo para ese cargo fue una acción deliberada del Presidente Juan Manuel Santos para seguir él mismo como un paradigma que, cada vez más, descubrimos que no fue?
En la noche del Miércoles Santo vimos a un Ministro inseguro que anunciaba la llamada a calificar servicios al General Gustavo Matamoros Camacho, creyendo tal vez que la comunidad no iba a sentir que su angustia frente al desmoronamiento de la seguridad democrática se acrecentaba con esta medida. Detrás de él se movía el Comandante de las Fuerzas Armadas, Almirante Édgar Cely, y no pudimos dejar de pensar en otra cosa que también hemos dicho: el Almirante Cely sabe mucho de interdicción marítima de droga, pero dudamos que sepa lo suficiente para manejar el Ejército, la Fuerza Aérea Colombiana y la Policía Nacional.
Y no sabemos por qué, pero también recordamos la injusticia que se cometió mientras el Ministro de Defensa fue Juan Manuel Santos con el Contraalmirante Gabriel Arango Bacci, quien sólo pudo salir de la pesadilla convertida en cárcel cuando Santos renunció a la cartera de Defensa para aspirar a un cargo al que llegó porque muchos colombianos creímos que continuaría consolidando la seguridad democrática, lo que le permitiría avanzar a su promesa de la Prosperidad Democrática. ¡Cuán equivocados estábamos!
Las comparaciones son odiosas pero hoy tenemos que hacerlas. Dadas las características del conflicto armado colombiano, se requieren unas condiciones muy especiales de entrenamiento. El Almirante Cely no ha estado en el monte en un enfrentamiento ni con las botas en el barro. El General (r) Matamoros Camacho, sí. El Almirante Cely no ha hecho el curso de lancero, el General (r) Matamoros Camacho, sí. El Almirante Cely no ha hecho un curso de paracaidista, el General (r) Matamoros Camacho, sí. El Almirante Cely no ha hecho el curso de ranger con el Ejército de Estados Unidos, el General (r) Matamoros Camacho, sí.
Otra inquietud nos asalta. ¿Será que el Presidente Santos ha sido convencido por su nuevo mejor amigo, Hugo Chávez, de que cree otro Caguán y de que la paz llegará por añadidura? ¿Aspirará también, como cierto exPresidente, a ganarse el Nobel y pasar a la historia, ya no en Colombia sino en Suecia y el mundo entero? ¿Y por esto le incomodaban las opiniones de uno de los mejor calificados de los soldados de Colombia, el General (r) Gustavo Matamoros Camacho?
Quien no estudia y aprende de la historia, está condenado a repetirla. Si Santos sueña, que el pueblo se mantenga despierto.
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