Dios, tu familia y la sociedad te esperan. Dios, porque se necesita ser dueño de una gran dosis de ignorancia para imaginar al Creador aceptando que una de sus criaturas se divierta con el suplicio y muerte de otra de sus criaturas. Y para quien no sea creyente, el solo sentido de la ética debería ser suficiente para entenderlo.
Tu familia, porque muchos de los ex taurinos que me encuentro en la calle me cuentan que fueron sus hijos y hasta los nietos quienes les convencieron para dejar de patrocinar con su asistencia a la plaza la triste suerte de los inocentes toros. La sociedad, porque no existe actividad de "entretenimiento" más detestada en el mundo entero que aquella en la que la tortura y muerte de animales sea la atracción principal, lo dicta la conciencia colectiva, lo dice la razón y lo confirman todas las encuestas inclusive en los países taurinos.
A todos los involucrados en la mal llamada "fiesta" brava les sugiero que dejen de nadar contra la corriente, ya sus reacciones a quienes los invitamos a dejar el gusto por la sangre y muerte disfrazadas de tradición resultan patéticas, les tengo dos ejemplos:
La periodista Sonia Gómez se gastó todos los minutos del plan mensual de su celular buscando un solo taurino que afrontara conmigo un debate sobre el tema en su programa de Telemedellín, ¿y qué creen? Ni uno solo fue capaz de asistir a defender abiertamente y sin tapujos la crueldad, claro que en parte los entiendo, debe ser muy aburridor defender lo indefendible en frente de una cámara y en frente de a quien no pueden engañar.
Y en Cali fue sacado arrastrado del pelo por un taurino una versión siglo 21 de "El espontáneo", ya no aquel muchacho que se tiraba al ruedo para darle dos o tres pases al toro ante la falta de oportunidades, sino aquel muchacho que tiene plena conciencia que el dolor y el sufrimiento no tienen excepción de especie y se lanza al ruedo con un cartel que reza ¿Cuánta sangre más puede soportar tu conciencia?".
No sigan señores taurinos manchando de sangre sus vidas, si los actos de los humanos medianamente sensibles no deben estar ocultos para Dios, qué diremos de los actos de los indolentes que han encontrado por una herencia maldita y absurda una macabra forma de entretenerse.
Qué fácil es gritar ¡ole! cuando la sangre que se derrama no es la tuya, en las corridas de toros no se mata a tiros, se hace más lento, más doloroso, se paga por verlo y encima se disfruta. No más tortura y muerte por diversión, ¡desmovilízate taurino!
Pico y Placa Medellín
viernes
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