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En burro, también en carretas, en moto, en chiveros y al hombro, llega hoy el agua a las casas de San Juan de Urabá, cuyos habitantes sueñan que este drama tenga fin en nueve meses cuando terminen las obras de construcción del acueducto urbano.
Emiliano Martínez, un hombre de 88 años nacido en Pelayo (Córdoba) y quien vive hace 26 en San Juan, dice que nadie sabe lo que han sufrido por el agua. En su casa gastan entre 5.000 y 10.000 diarios para abastecerse.
Y Miguel Anaya, otro parroquiano que lleva 40 años en el pueblo, agrega que están cansados de beber de las quebradas cercanas y del agua lluvia que recogen en tanques en invierno. "Si lo hacen va a ser un alivio", dice incrédulo.
El gobernador Sergio Fajardo, al encabezar el acto de inicio de obras, ayer, recalcó que es un día histórico para San Juan, que no tendría porqué serlo en pleno Siglo XXI.
Hace 47 años, de niño, conoció el caserío, y no entiende por qué aún no disfrutan de agua potable al menos en la zona urbana, que también potenciará su desarrollo con el paso de la Transversal de las Américas.
Al sumarse al jolgorio local, el ministro de Vivienda, Luis Felipe Henao, aseguró que el acueducto le cambiará la vida a esta población de 22.000 habitantes que hoy solo recibe agua tres horas a la semana y no es potable. Con la obra pasará a 16 horas de agua potable todos los días, además de la inversión adicional de 5.000 millones de pesos para el alcantarillado.
Un líder comunal, Osvaldo Cabrera, cree que en realidad el acueducto les cambiará la vida pues hoy le toca madrugar a las represas "arriando burros" a recoger el agua para el consumo diario, en lo que gastan entre media y una hora.
Para que no se repita lo de otras veces, cuando "se evaporó la plata sin convertirse en agua", el Gobernador subrayó que la fiscalización la hará la Universidad de Antioquia.