Una piedra del tamaño de una volqueta en el asfalto, dimensiona la magnitud de la emergencia. En un punto de la carretera más importante del país, 50.000 metros cúbicos de tierra seguían desprendiéndose del talud y amenazaban con sepultar lo que encontrara a su paso. La solución: una voladura controlada de la parte inestable de la montaña.
La detonación se llevó a cabo ayer pasadas las 4:00 p.m. Fueron 150 kilos de indugel instalados en diferentes puntos del talud en el kilómetro 14 y 300 metros lo que terminó de derribar la tierra y rocas que mantenían cerrada la autopista desde el pasado jueves. Con esto, se espera que en 48 horas se dé paso a un carril y en cinco días se abra completamente.
“Es material que estaba suelto se desprendía hacia la Autopista y lo que no caiga es porque está muy firme”, afirmó, Mauricio Parodi, director del Departamento Administrativo para la prevención y atención de desastres, Dapard.
El funcionario recalcó que el operativo realizado es similar al que se hizo a finales de octubre pasado, cuando un deslizamiento en el kilómetro 12 + 200 de la misma vía mató a 16 personas.
“Hubo 12 unidades de maquinaria amarilla y hasta 150 volquetas trabajando 24 horas al día para llevar material a botaderos de Copacabana y Girardota”, agregó.
Después de la voladura, ayer se dio un tiempo de 2 horas para verificar en qué condiciones quedó la zona. De esa inspección dependía que 84 familias asentadas en el perímetro, y evacuadas como medida de prevención por eventuales repercusiones por la detonación, regresaran a sus casas. “Se mantendrá el radar de monitoreo hasta cuando termine la remoción de escombros”, enfatizó Parodi.
Operación millonaria
Sobre las causas del desprendimiento del talud, que no solo mantiene hace cinco días cerrada la Medellín-Bogotá, sino que ha generado colapso vial en Las Palmas, la vía alterna más transitada, autoridades insisten que se debió a un fenómeno natural.
Con el objetivo de mitigar el riesgo y ejecutar el plan de trabajo que lleve a una pronta reapertura de la vía, así como a cubrir los gastos de reubicación parcial y daños a familias, el Gobierno Departamental declaró la calamidad pública.
De acuerdo con el Dapard, en materiales y remoción de escombros la inversión supera los 3.900 millones de pesos. Los explosivos y más de 200 personas de diferentes entidades trabajando, incluso un festivo como el 1 de enero, sube el costo de la operación en el km 14 a 6.000 millones de pesos.
La Gobernación reportó, además, que se está cubriendo el alojamiento y alimentación de las 84 familias, 230 personas evacuadas, en hoteles de Guarne y Copacabana, esto a través de Alcaldía y el Sistema Departamental y Nacional del Sistema de Gestión del Riesgo.
En cuanto a la detonación, Rogelio Gómez, gerente de Atila, firma encargada de la voladura, aseveró que era primera vez que se hacía un procedimiento de este tipo, pues los explosivos se usan en carreteras y edificios, en lo que se llama implosión.
“Aquí lo que hacemos es desestabilizar el talud, que son entre 50.000 y 60.000 metros cúbicos de tierra y roca represados. No pueden entrar las máquinas por el riesgo ya que se viene permanentemente. Por eso hacemos voladuras para que caiga el material y entren los ingenieros a limpiar la carretera”, enfatizó Gómez.
Para la acción, sin precedentes, de voladura controlada se utilizaron 150 kilos de indugel, según Gómez, un material que no produce gases venenosos. También se requirieron 180 metros de cordón detonante, y 12 detonadores.
Protección de animales
El alcalde de Copacabana, Óscar Restrepo, explicó que el censo inicial reveló que 26 familias estaban en el área de afectación, pero por la voladura se amplió el radio de acción a 300 metros a la redonda, lo que subió el número de personas impactadas.
“La comunidad entendió que la salida de la zona era para preservar su vida. Logramos hacer una sensibilización para que no pensaran únicamente en bienes materiales. Están ubicados en hoteles aledaños. Otros prefirieron buscar familiares para albergarse”, añadió el mandatario local.
Otro punto en el que expertos y autoridades no escatimaron esfuerzos fue en la protección de las mascotas de las familias del perímetro y la fauna de la zona.
En total, reportó el puesto de mando unificado, se protegieron 40 animales y se hicieron alertas auditivas para espantar a los pájaros previo a la voladura.
“Evacuamos perros, gatos cabras y loros que se encontraban en la zona. Están en albergues”, acotó Restrepo.
Quieren volver a sus casas
A pesar de que está recibiendo la atención necesaria, hospedado en un hotel de Copacabana en el que le brindan comida, Carlos Cossio, uno de los evacuados de la zona del derrumbe espera volver pronto a su casa.
“No sé hasta cuándo estaré en fuera de mi casa. Me sacaron casi que a las malas y tengo incertidumbre de si nos van a reubicar o no”, apuntó.
Mientras tanto, Jairo Posada, otro evacuado y quien está en el mismo hotel de Copacabana, no se siente en riesgo y salió de su casa para evitar afectaciones con la voladura del talud.
“Nos están cumpliendo con la comida, con todo, pero allá tenemos nuestra vida y queremos regresar” ..
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mil metros cúbicos de tierra se requieren mover para dar paso provisional, que se espera sea en dos días.
