viernes
7 y 9
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Es muy triste que de la Medellín que hace algunos años era conocida como la ‘tacita de plata’ no quede sino el recuerdo. Hoy en día, a la gente no le da pena ir botando sus desechos a los ríos, quebradas, y alcantarillas. Y cuando llueve a cántaros, ¡madre mía!, se nos inundan las calles porque no hay por dónde drenar tanta agua.