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Cómo enfriar el centro de Medellín

Expertos analizan por qué es la zona más caliente y qué debe hacerse para bajarle la temperatura.

  • Unos diez mil venteros ambulantes que laboran en las calles del Centro sufren la peor parte de las fuertes temperaturas, que por estos días han alcanzado los 34 grados. FOTO donaldo zuluaga
    Unos diez mil venteros ambulantes que laboran en las calles del Centro sufren la peor parte de las fuertes temperaturas, que por estos días han alcanzado los 34 grados. FOTO donaldo zuluaga
26 de diciembre de 2015
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El sol es hoy más fuerte. La temperatura ha ido evolucionando, el calor se siente más ahora.

Eso siente Juan Esteban Barrera, un vendedor de frutas con años de estar en el cruce de Pichincha con la Oriental, uno de los sitios por donde más vehículos transitan. A las 2 es peor, dice.

Pero Miguel Osorio, con dos décadas en un puesto de ventas en la Oriental con Ayacucho afirma que el calor de la 1 es horrible.

Tienen razón. El Centro de Medellín es el sitio más caliente de la ciudad. El Sistema de Alertas Tempranas (Siata) reporta que entre 2013 y 2015 el promedio ha sido de 22,4°C en la estación del Área Metropolitana en La Alpujarra. Es el más alto de todos los sitios de medición. Y aunque el promedio pareciera bajo, la máxima ha rondado los 34 grados este año. De hecho, en diciembre 11 veces ha estado en los 30°C.

¿A qué se debe? Las razones saltan a la vista y, frente a ellas, expertos y estudiosos plantean alternativas que permitan refrescar ese horno.

Por el corazón de la ciudad circulan cada día 1,2 millones de personas, según Jorge Mario Puerta Soto, director de Corpocentro. Este hervidero humano y de autos se siente de 7 de la mañana a 8 de la noche, hora a la que bajan temperatura y visitantes.

El Centro tradicional es el enmarcado por la avenida del Ferrocarril a la Oriental y de San Juan a la 58, casi 100 manzanas de las que solo 3 son parques. Algunos planes extienden la zona unas calles más a cada costado.

El calor lo deben soportar además cerca de 10.000 venteros y quienes trabajan en los 20.000 comercios. “Por el Unión Plaza pasan cada día 20.000 personas si es quincena, y por el Camino Real 25.000”, dice.

“Lo que tenemos en la ciudad es una plataforma de concreto, que cuando los rayos solares llegan este responde acumulando calor y soltándolo luego”, explica Geovany Bedoya Sanmiguel, jefe del Departamento de Ciencias de la Tierra en Eafit.

Es que eso es lo que hay en el centro. El solo Parque de San Antonio tiene el área de una cancha de fútbol, pero de cemento. Tal vez el único sitio que queda con grama, piso blando que ayuda a absorber el calor, es la Plazuela Nutibara y su conexión a Plaza Botero. De resto brilla por su ausencia. La han ido eliminando.

Sin verde

En la zona “no hay espacios verdes y casi no hay árboles. Con excepción de algunos parques de los históricos y de algunas avenidas como La Playa no hay prácticamente árboles”, comenta Daniel Carvalho, docente estudioso de temas urbanísticos y concejal electo.

Un recorrido confirma sus palabras. Si se divide por cuadrantes, el gris reina entre la Oriental (o El Palo) y Carabobo de San Juan al sur. Y entre La Playa y Argentina, de la Oriental a la carrera 57.

Es más crítico en la Estación Villa, tal vez el barrio más deteriorado, y hacia San Benito y el cuadrante de Carabobo a la Avenida del Ferrocarril, de Colombia a San Juan. Y el corredor de la Oriental es un gusano de cemento con una arborización que no brinda sombrío.

Esa carencia, más la presencia elevada de autos redondean el panorama. A las 11 de la mañana por la Oriental entre La Playa y Argentina más de 150 autos esperan paso en los semáforos. Y El Palo de La Playa a Bomboná no soporta un auto más. Pero para Puerta Soto a las 7 de la mañana la congestión es la peor.

“Mientras el carro cruza de un lado a otro son 12, 15 minutos encendido. Esa combustión quieta es una masa estática” que genera calor, de acuerdo con Bedoya Sanmiguel.

A esto se suman los materiales de construcción de edificios y calles, que aportan a la temperatura.

Ader García Cardona, profesor e investigador de la Universidad Nacional en Bioclimática, considera que incide hasta la orientación de las calles y edificaciones.

“Si nos quedáramos solo con la orientación de los edificios con respecto al Sol, las temperaturas de las calles y las carreras serían muy distintas. Por lo tanto uno podría pensar que el espacio público en San Juan tendría que ser muy distinto al de la Oriental. San Juan, que es una calle, recibe el doble de la radiación solar que la Oriental”.

El refrigerador

Enfriar el Centro no es sencillo y requiere la colaboración de todos, pero hay medidas a corto y mediano plazo. Para Carvalho son tres los ejes para trabajar: recuperar coberturas vegetales, pensar en diseños urbanos que mitiguen el calor y la movilidad.

“Si tuviera que escoger una estrategia o dos sería el tema de reorganizar la movilidad, que sea más limpia y eficiente, y un plan de revegetalización. Por lo menos en las principales avenidas debería haber muchísimos más árboles”.

La movilidad se puede abordar en un plazo más corto, de 4 a 8 años.

“En dos lugares igual de calientes si en uno hay mucho ruido y en el otro no, el que es ruidoso te va a hacer sentir peor y ese es un problema del centro: todos los temas de contaminación ambiental”, agrega.

García Cardona, llama la atención sobre otro asunto: la política del POT contempla redensificar el Centro, “hay un reto muy grande, pues justo en la zona donde hay más tráfico, más gente, más polución, intentar meter más gente, más tráfico y más polución”.

Por eso se deben considerar todos los sistemas alternativos de movilidad de bajo impacto, técnicas constructivas novedosas como reciclar el escombro, ladrillos con tierra, muros con materiales reciclados, cubiertas y fachadas verdes. “Por lo menos desde el pensamiento arquitectónico, urbanístico, eso está ya incorporado, hay que empezar a dar pasos. Solo con una buena política que coja eso y lo vuelva específico comienzan a mejorar los niveles de impacto sobre el fenómeno isla de calor”.

Tal vez lo que ha faltado es voluntad, en lo que coincide Carvalho.

El docente de la Nacional va más allá: cobrar por calentar. “Hace 6 o 7 años intentamos con algunos gremios que la política pública de planeamiento cobrara el nivel de calor que recibía un edificio y tiraba a la calle”.

Si a una superficie se le cobrara, se tendría más cuidado con los pavimentos, con el material vegetal, con el tipo de árbol que siembra.

“Hasta que la gente no comprenda que es entre todos que hay que arreglar el tema va a pasar por muchas políticas públicas, por muchas iniciativas particulares, pero no va a cruzar el ADN de la sociedad”. Y en eso también concuerda Bedoya Sanmiguel: se trata de una tarea de todos y se puede con ideas sencillas.

Sí se puede

En ese sentido, García Cardona dice que “el Centro puede aguantar muchas más cosas verdes”. Viabilizar las culatas y las terrazas, y hacer jardines urbanos.

En el Comité Técnico de Patrimonio de Medellín se planteó un plan de culatas, mandarlas a pintar e incluso con jardines verticales. “Todo momento de verde en la ciudad es un catalizador de todo el problema”. Desde un balcón que se nutre de naturaleza hasta un edificio de 20 a 40 metros de sol, se puede reducir notablemente la temperatura, el material particulado, mejorar los niveles de oxígeno por unidad de aire”.

Los árboles deben dar sombra, pero son los más lentos para crecer. Las especies ya están identificadas y es importante que den flores y frutos, para aumentar la avifauna, dice.

“La Playa, del Pablo Tobón a la Minorista, en términos ambientales es un eje privilegiado que tiene todo el potencial para ser lo mejor del mundo, caminando peatonalmente hasta la Placita de Zea”.

Es la peatonalización otra manera de disminuir la presión de los vehículos. Carvalho no cree que sea la solución. Debe haber espacios para el peatón, que hoy ocupan los venteros y para el vehículo, pero que no sea la prioridad.

“Sí puede haber algunas calles peatonales. Si se mira Junín hoy y como era hace 15 años, se ve que fue una buena idea”. Pero la peatonalización no tiene que ser permanente: no es lo mismo un lunes que un sábado y las 7 de la mañana que las 7 de la noche, se puede pensar en una flexibilidad de los espacios.

Y reorganizar los buses, ¿por qué todos tienen que entrar al Centro? se pregunta García Cardona. Se tiene planeada una serie de anillos perimetrales hasta donde lleguen y que el interior sea para movilidad peatonal, en bicicleta y en transportes limpios como el tranvía, restringiendo además el vehículo particular.

“Que usted entre al Centro y entre a un territorio pacífico ambientalmente, todo lo contrario de lo que tenemos hoy”, finaliza.

Es que 30 grados o más sobre 100 manzanas de concreto agobian. Un horno que lleva años encendido.

5
barrios comprende el centro tradicional: Guayaquil, La Candelaria, San Benito Estación Villa y Villanueva
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