Si bien el sistema energético nacional no se afectó por el incendio del pasado 23 de junio en la central Playas de Empresas Públicas de Medellín (EPM), la incertidumbre sobre las causas de la conflagración demuestra la magnitud del daño y teje dudas, en algunos sectores, sobre el manejo que se le está dado a esos equipos.
Desde el momento del incidente en la planta, ubicada entre los municipios de San Rafael y San Carlos, EPM desplazó expertos para reparar las afectaciones presentadas e iniciar la investigación de lo sucedido.
El reporte inicial del hecho, fue el de la salida de servicio de los tres transformadores de potencia y la afectación de algunos equipos auxiliares.
“Las tres unidades de generación de la central no sufrieron ningún daño”, recalcó Jorge Londoño, gerente de EPM.
No obstante el parte de tranquilidad, EL COLOMBIANO conoció un concepto de uno de los funcionarios de la compañía, que solicitó le fuera reservada su identidad, y quien advirtió una situación más compleja de la que plantearon las directivas.
“El transformador incendiado era uno que había puesto de sustituto mientras reparaban el original, que estaba malo. Estaba casi nuevo, pero la gente que lo puso no lo hizo en la posición correcta. Hicieron pruebas y salió satisfactorio, sin embargo hubo un pequeño corto y se incendió”, enfatizó.
Por su parte, la Unión Sindical Grupo Empresarial EPM se pronunció en similar sentido, cuestionando lo sucedido y la versión entregada.
“¿No existen los mecanismos que conduzcan de inmediato a aislar este tipo de equipos para evitar propagaciones nefastas? ¿No se había hecho hace poco una modernización de equipos en la Central Playas?, ¿las protecciones que deben tener los equipos, las omitieron para ahorrar costos? ¿Qué fue lo que se hizo?”, se cuestionó la organización, por medio de un comunicado.
Al respecto, el empleado anotó que “todo transformador tiene que contar con sistema contra incendio, ¿dónde está?, ¿ por qué no funcionó?”.