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El “Bronx”, ahora a una cuadra de la av. de Greiff

Habitantes de calle y expendedores de droga se tomaron la carrera Cúcuta. Hay quejas por inseguridad.

  • Tras el operativo en la av. de Greiff, muchos habitantes de calle se trasladaron una cuadra arriba. Por la calle ya no circulan carros y abundan restos de basura y chatarra. FOTO róbinson sáenz
    Tras el operativo en la av. de Greiff, muchos habitantes de calle se trasladaron una cuadra arriba. Por la calle ya no circulan carros y abundan restos de basura y chatarra. FOTO róbinson sáenz
25 de septiembre de 2018
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Un río de gente deambula desde hace varios días por la carrera Cúcuta, entre calles 55 y 56 (Centro). En pequeños grupos, hombres y mujeres recorren la vía y se sientan en las aceras para compartir pipas con bazuco.

“El olor es insoportable. En las noches y los fines de semana, sobre todo, usted ve excrementos en la calle, olor a marihuana y bazuco; y cada rato hay peleas entre ellos”, cuenta Freddy Montoya, administrador del Edificio Cúcuta, donde viven 18 familias.

Desde el balcón del quinto piso del edificio se ve el panorama con claridad. La dueña de uno de los apartamentos, que prefiere omitir su nombre, contó que desde que llegaron los habitantes de calle, las ventanas de su casa permanecen cerradas.

“Esa gente siempre fue vecina, pero abajo en la avenida de Greiff uno no los veía, ahora es un problema porque aquí viven muchos niños y adultos mayores, que están sufriendo porque no se puede salir de noche”, describió.

Bertha Alzate, empleada del restaurante El Peñolero, ubicado en la esquina de Cúcuta con la calle 56, dijo que la presencia de los habitantes de calle ha afectado su negocio. “Ellos no se meten con uno, porque para qué le voy a decir mentiras, pero cuando preparamos alimentos sí piensa uno que ese no es un ambiente bueno. Algunos clientes también se quejan y prefieren pedir domicilios que venir, pero ¿qué podemos hacer?”, apuntó.

Ayer EL COLOMBIANO recorrió la zona. Al paso del equipo periodístico, varios “campaneros” advirtieron de la presencia de cámaras. “Pilas que llegó la prensa, pilas con la primera página”, gritaban y silbaban, mientras algunos jóvenes camuflaban bolsas plásticas que llevaban en la mano.

De un lado a otro

El cambio de “olla” de los habitantes de calle empezó en la madrugada del pasado 29 de agosto, cuando más de 800 policías acompañados de agentes de la Fiscalía y funcionarios de la Alcaldía de Medellín se tomaron la avenida de Greiff, considerada la “olla de vicio más grande de la ciudad”.

Allí aplicaron extinción de dominio a 34 predios y demolieron varios de ellos. Los habitantes de calle fueron llevados hasta el Centro Día, pero una semana después ya se habían tomado la glorieta de La Minorista y los problemas de seguridad y movilidad empezaron a aparecer.

A Sebastián Peláez uno de los habitantes de calle le robó su bicicleta el pasado 9 de septiembre, cerca del puente Horacio Toro. “Me cogieron entre tres y mostraron un cuchillo, yo salí corriendo y me metí a la Universidad Nacional”, contó el joven.

Y 9 días después, dos motos se accidentaron cuando un o de estos hombres intentó cruzar la avenida Regional. El accidente dejó tres personas lesionadas, según reportes de la Secretaría de Movilidad.

Hace una semana, el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, le explicó a este diario el manejo que su administración le ha dado a la problemática de habitantes de calle, tras la demolición de varios locales en la avenida de Greiff.

“La peor opción era no hacer nada (...) La decisión que tomamos fue construir una estrategia integral, donde lo primero que se hizo en el operativo no fue ni la extinción de dominio ni las capturas, sino dar apoyo a las personas en situación de calle y acompañarlas hasta el Centro Día”, dijo y aclaró que desde ese momento se les brindó asistencia psicológica, acompañamiento en salud y se les dio buen trato.

Pero el mandatario reconoció que la tarea es difícil porque ninguno de ellos permanece en el centro en contra de su voluntad.

María Paulina Domínguez, subsecretaria de Grupos Poblacionales de la Secretaría de Inclusión Social de Medellín, dijo que en el Centro Día se están atendiendo diariamente 1.800 personas, en su mayoría habitantes de calle, y que varios de ellos han entrado en procesos de resocialización.

Los funcionarios que atienden el Centro explicaron que es difícil establecer cuántos llegaron desde la avenida de Greiff, porque generalmente deambulan por varias zonas de la ciudad antes de buscar ayuda.

¿Quién responde?

Mientras la Secretaría de Inclusión atiende a los habitantes de calle que voluntariamente quieren acceder a los programas de resocialización, dos policías en moto vigilan que nadie viole el cerramiento con vallas que se hizo en la glorieta de La Minorista.

“Los controles de seguridad corren por cuenta de la Policía y la Secretaría de Seguridad, porque ya se sale del campo de acción nuestro”, dijo una funcionaria de Inclusión.

EL COLOMBIANO preguntó a la Secretaría de Seguridad y la Policía Metropolitana qué controles se hacen en las zonas vulnerables, pero al cierre de esta edición no obtuvo respuesta.

Entre tanto, los comerciantes de la carrera Cúcuta toman sus propias medidas. “Trasladamos las reuniones con los clientes a otro lado, porque nos da pena traerlos aquí. Por ahora no hemos tenido problemas con ellos y ojalá siga así, porque aunque hay Policía a una cuadra, no vemos controles”, dijo Miguel Restrepo, empleado de una litografía.

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