A 3.000 metros de altura, en los Farallanos del Citará, la cuenca recibió una cantidad de agua que terminaron por sacar de madre a los riachuelos y la quebrada La Liboriana que nacen en esa zona del Suroreste antioqueño, comentaron expertos del Dapard que evaluaron el fenómeno.
Ese lunes en la madrugada, sobre el suroeste, en límite entre Antioquia y Chocó, en dos horas de tormenta llovió el equivalente a 30 días de aguaceros.
Según los estudios realizados para conocer las causas de la tragedia en Salgar, que deja más de 68 personas muertas y cerca de 60 desaparecidos, unos 200 milímetros de agua se acumularon en la zona, lo que para los expertos es “una cifra alarmante”.
Para completar el análisis del fenómeno que hoy enluta a Colombia, los geólogos revelaron que la zona tiene estribaciones elevadas, paredes casi verticales, por las que bajaba la gran cantidad de líquido tratando de drenarse hacia el occidente, al río Atrato, y hacia el oriente con rumbo a las cabeceres de la quebrada La Liboriana y al río San Juan.
Los investigadores coincidieron en que un fenómeno de esta magnitud es incontrolable para el ser humano. Entre la 1 y las 3 de la mañana la lluvia en la cordillera cayó sobre altas pendientes y se concentró a lo largo de los drenajes, por los que el agua bajó con mucho material.
Tras un recorrido de 20 kilómetros, río abajo, lo que ya era una avalancha de lodo, rocas y trocos de árboles de hasta 30 metros, se encontró, en la márgen derecha, con el corregimiento Las Margaritas.
Para el ingeniero sanitario, Augusto Montoya, el espacio de la quebrada, 6 metros de ancho por 4 de profundidad, era una capacidad insuficiente para evacuar tanta agua de una manera rápida.
“Cuando cae tal cantidad en dos horas no hay por donde evacuar y arrasa con todo a su paso”, aclaró el experto.
Antes de llegar a Las Margaritas, la fuerza del agua empezó a socavar sobre ambas márgenes. Inicialmente se llevó dos casas en la izquierda, siguió su recorrido y llegó a la zona urbana.
Se llevó una calle completa con 18 viviendas. Ahí quedó el mayor número de víctimas. La quebrada siguió y a unos 4 kilómetros de Las Margaritas llegó al sector Hospital, donde el agua tumbó muros, lozas, y se llevó a más personas, sobre todo niños que dormían. Hubo destrucción parcial de las viviendas
Según, Jadef Naranjo, técnico del máximo organismo de rescate de Antioquia, Dapard, una masa de agua con material tiene un poder erosivo muy fuerte. Aseguró que el caudal de La Liboriana, que dejó un boquete de 30 metros, era de 1.500 metros cúbicos, mortal. “Eso se comporta como si un ‘bulldozer’ destrozando toda la quebrada”, explicó.