A Yoleida Ibargüen y a sus hijos la violencia los expulsó de su natal Chocó y los llevó a Bogotá. Luego de dos años en la capital la familia se vino para Medellín en busca de oportunidades.
Y ayer nuevamente la vida les cambió drásticamente a los Ibargüen, pues es una de las 50 familias afectadas que dejó un incendio registrado en el barrio Olaya Herrera, sector occidental de la ciudad. La conflagración afectó 35 viviendas, la mayoría construidas en madera.
Yoleida tiene 22 años, es madre cabeza de familia, con dos hijos. Ella estaba realizando las tareas domésticas cuando escuchó que los vecinos gritaban. “Lo primero que pensé fue en mi hijo, lo tomé en mis brazos y salí corriendo”, explicó con voz serena, mientras acercó la cuchara a la boca para tomar un poco de sancocho de costilla, en la parroquia San Basilio, donde se reunieron ayer los afectados por la conflagración. El futuro de Yoleida no es claro, no sabía dónde pasaría la noche. “Solo quedé con la ropa que tengo puesta”, dice mientras le da comida a su bebé de 2 años.
Gloria Ocampo recurrirá a su hermano para que le brinde posada. La vivienda donde habitaba, construida en cemento y madera, también resultó afectada. Las llamas en la casa vecina no la hicieron pensar dos veces y tomó la decisión de salir corriendo “casi rodando”, dijo.
El incendio inició antes de mediodía, según Camilo Zapata, director del Dagred. En los trabajos para extinguir las llamas participaron siete máquinas de bomberos, la Cruz Roja, la Defensa Civil y la comunidad, entre otros.
Federman Vallejo, bombero, fue uno de los primeros en llegar a la zona. Iba a apagar un incendio forestal cuando observó, una humareda que le llamó la atención y, de inmediato, él y sus compañeros se dirigieron al sitio, pero el acceso no fue fácil por lo estrecho de las calles y las vehículos parqueados en la vía. Mientras tanto, hombres, mujeres y niños recibían en la parroquia las ayudas oficiales, algunos sin tener claro, donde pasarían la noche del viernes .