Mientras un perro va por las calles, divagando, perdido y muy esquivo, un joven de Medellín sufre su ausencia como una pesadilla. Ambos son uno, por un lazo de amor que se inició hace dos años, cuando el canino, de nombre Axel, llegó cachorrito a la vida de Cristian David López Torres, un muchacho de 20 años estudiante de veterinaria.
“Para mí, el perrito lo es todo, es mi compañero más fiel, lo llevo a todas partes que voy, incluso a la universidad cuando se puede”, dice Cristian. Su voz se oye triste. Y a veces, en medio del diálogo, parece distraído, como en otro mundo.
Esto le pasa desde hace 20 días. Exactamente desde el jueves 8 de noviembre, cuando Axel, un ejemplar de raza Pitbull de colores café y blanco, huyó de su casa en Belén Malibú, y cuando se pensó que de repente retornaría a la vivienda, su ausencia se prolongó en el tiempo. Los días, para Cristian, parecen infinitos sin él.
“Cuando se perdió, yo estaba en la universidad. Ese día tuve que madrugar más a clase y no lo pude sacar a dar la vuelta por la cuadra, como siempre lo hago, pero lo hizo mi abuelo. Él dice que cuando regresaron, antes de entrar a la casa, lo soltó y el perrito se le fue yendo, él lo perseguía, pero no se dejaba coger, se fue hasta el parque de Malibú y ya no volvió”, narra Cristian, que desde entonces solo vive para esperar el regreso de su can, que es ternura, alegría, compañía.
Su madre, que también ama entrañable al perro, al ver la angustia de su hijo, inició una campaña en las redes sociales, especialmente en Facebook, buscando el regreso de Axel.
En un cartel describe las características del perro: “Se busca a Axel: lunares en la nariz, cuello blanco, patas blancas, se ofrece recompensa. Llame al 316 493 4335 / 321 862 4800 / 300 681 4317”, dice el anuncio, que incluye una foto de su hijo cargando al animal.
Lo empezó a publicar el diez de noviembre, dos días después de que sintiera que iba a ser difícil que apareciera.
Luego, el propio Cristian, angustiado, inició la publicación de muchas fotos suyas acompañado de su mascota: Axel con él en el Parque del Río al lado de su bicicleta; Axel en un parque del barrio; Axel, con pañoleta, en su habitación; Axel observándolo con esa mirada tan cargada de ternura que tienen los caninos; Axel en la playa con Cristian o Axel sentado en una manga, jadeante, portentoso, como un ejemplar de concurso.
Además, el joven estudiante de la universidad La Salle publicó un video con imágenes de él y Axel y al fondo la canción tal vez más triste del mundo: Yo te extrañaré: “Yo te extrañaré, tenlo por seguro, fueron tantos bellos y malos momentos que vivimos juntos, los detalles, las pequeñas cosas, lo que parecía no importante, son las que más invaden mi mente al recordarte... Ojalá pudiera devolver el tiempo, para verte de nuevo, para darte un abrazo y nunca soltarte...”.
La historia se parece mucho a la Jack, el perro de un animalista de Medellín que se extravió en las montañas del Suroeste.
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Fue tan conmovedor, que Axel se volvió tal vez el perro más amado de Medellín. Las imágenes, el video y la angustia de Cristian David se extendieron por las redes sociales, al punto que hubo días en los que en su casa se recibieron hasta 30 llamadas reportando algo: “que lo vimos en Bello, que estaba en Castilla, que se vio caminando por Laureles” y así, infinitos reportes de gente que creía verlo, pero al final solo resultaban ser falsas alarmas.
“Muchas veces eran perros muy parecidos, hasta muertos o atropellados, pero en realidad no correspondían a Axel. Yo iba a cada lugar donde me reportaban haberlo visto”, dice el joven, a quien le cuesta seguir sus actividades normales.
Solo una vez hubo un llamado que resultó cierto: “a la semana de haber publicado los avisos, nos llamó una señora del barrio Córdoba, el perro llegó a un kiosco de ella, estaba sangrando, ella hizo un video y nos lo envió, le dio comida y agua, pero contó que llegaron una señora y un señor en un taxi y se lo llevaron, y desde ese día no sabemos nada más”, narra Cristian.
En varias páginas de Facebook dedicadas exclusivamente a reportar mascotas perdidas, Axel ha sido la causa principal. No hay día que alguien no pregunte que si ya apareció. Pero Axel sigue perdido.
El último reporte que la familia tuvo corresponde a una llamada que hizo una señora que supuestamente tuvo a Axel en su casa y lo vio morir. Según la comunicación, se trataría de una señora de un barrio humilde, que al verlo sangrando por boca y nariz, lo entró a su casa, necesitado de atención, pero no pudo llevarlo al veterinario porque no tenía dinero. Según el reporte, hasta su vivienda habría llegado otra persona que sabía de la búsqueda del animal, por lo que le suministró los teléfonos del aviso para que ella se comunicara con Cristian.
Pero quien recibió la llamada fue su abuela, que no alcanzó a tomar muchos datos. Según su versión, la interlocutora soltó unos datos básicos, dijo que el perro, al final, sucumbió a sus heridas y murió. Precisó que no tenía celular ni redes sociales, y colgó para nunca más comunicarse. La llamada fue el domingo 25 en la mañana.
Cristian se lamenta de no haber estado en su casa para recibir la llamada, pues cree que así habría podido sacarle más información a la denunciante.
“Yo no sé si creer o no, ella dio detalles muy ciertos del perro, pero no tengo la imagen de él muerto y y eso me genera dudas”.
Y aunque algunos, entre ellos un familiar de nombre Tony dan por hecho que Axel murió, según lo que publica en su Facebook, muchos no lo creen, pues no hay evidencia. No está el cuerpo ni una foto siquiera. Solo la llamada. Y llamadas falsas, falsas alarmas, han abundado durante los 20 días que Axel lleva extraviado.
Cristian, por eso, no pierde la esperanza de volverlo a ver. De que regrese. Pero sabe que por ser Pitbull, capturarlo es complejo, pues la estigmatización que pesa sobre esta raza hace que muchos lo esquiven o le huyan. O puede motivar que lo agredan. Él pide que lo respeten. Aclara que no es agresivo y agradece cualquier gesto de solidaridad.
Mientras, cada que puede, camina por las calles buscándolo. Axel, a lo mejor, tal vez siga por ahí, perdido, andante, confiando en que su olfato de canino un día lo llevará al encuentro con su amo. “Ojalá así sea”, dice Cristian.