El analfabetismo afecta la dignidad de la persona, la excluye, corta sus alas y le impide avanzar en sus sueños.
Una persona en condición de analfabetismo tiene poca autonomía, es víctima de engaños y puede perder su autoridad ante hijos y nietos.
En el Valle de Aburrá, cerca del 2,75 % de los ciudadanos son analfabetas. Personas que pese al crecimiento de las Tics y, los desarrollos tecnológicos, no saben leer ni escribir.
Pobladores que al decir de Mónica Sandoval Arango, directora de la Fundación Bien Humano, “tienen baja autoestima, están en situación de desventaja, excluidos, se pierden al trasladarse de un barrio a otro: no tienen claro qué bus les sirve”.
De acuerdo con la información oficial los sectores de Medellín con mayor presencia de iletrados son las comunas Popular y Santa Cruz y, el corregimiento Palmitas.
La caracterización de 2015 refleja que el 2,8 % son hombres y el 2,7 % mujeres.
El municipio tiene un convenio con Mineducación para implementar acciones con el propósito de alfabetizar a los residentes, en concordancia con la estrategia nacional de acabar el analfabetismo. Carolina Franco, subsecretaria de Planeación Educativa de Medellín, indicó que el 4 de junio pasado empezaron las actividades en 20 instituciones educativas de 9 comunas de la ciudad.
La idea es atender a 2.700 personas iletradas de Medellín. Los restantes municipios del Valle de Aburrá tienen sus cupos correspondientes. Las acciones parecerían pocas, pero además, en el Plan de Desarrollo se incluyó una línea para atención de los adultos. La mayoría de analfabetos tienen más de 55 años.
No obstante, las campañas pasadas han tenido dificultades, porque los destinatarios no saben leer y escribir y son los últimos en enterarse de ellas, según informaron voceros de la Alcaldía.
Las convocatorias, en ciertos casos, no cumplen las expectivas y como es voluntaria la inclusión en el proyecto para superar el analfabetismo, a veces el residente no tiene el interés de salir de su condición actual.
Cambio de tendencia
En los últimos diez años se ha registrado un cambio en la tendencia en la caracterización de los analfabetas de Antioquia. Hace una década la mayoría eran personas mayores de 35 años y en los últimos años, son población entre 15 y 20 años.
¿Cuál es la razón? Guillermo León Gómez, jefe del departamento de Educación a Distancia de la Universidad Católica de Oriente, comentó que los jóvenes son mano de obra gratis para los hogares y por esto no estudian.
Además, los chicos se emocionan con el dinero que reciben y no tienen en su proyecto de vida asistir a la escuela.
También se registra el hecho de que adquieren muy pronto responsabilidades de adulto: conforman un hogar.
La Universidad es la operadora de la estrategia del Gobierno Nacional de acabar el analfabetismo en el país en el 2018. En Colombia son cerca de dos millones los analfabetas y en Antioquia más de 250.000. Néstor Raúl Restrepo Bonnet, secretario de Educación del Departamento, explicó que la apuesta es Antioquia libre de analfabetismo y en la estrategia participan, entre otros, más de 1.000 mujeres cabeza de familia.
Urabá y el Bajo Cauca son las regiones con más número de analfabetas. Antioquia también tiene un convenio con Mineducación para enfrentar la situación.
Sorelly Moreno, directora de Bienestar del Tecnológico de Antioquia, comentó que la institución Universitaria participa en la disminución de los analfabetas desde el acompañamiento de los licenciados en preescolar y básica y el proyecto la escuela busca a la mujer adulta.
Además, ¿qué otras razones explican esta situación en pleno siglo XXI? Elkin Alonso Ríos Osorio, decano de la Facultad de Ciencias de la Educación de la U. Católica de Oriente, reveló que buena parte de esta población está asociada a personas que habitan sectores rurales y en las ciudades zonas de desplazamiento.
A los cinturones de las ciudades, llegan campesinos doblemente desplazados: del campo al pueblo y de este a la ciudad.
Édgar Ramírez Monsalve, profesor de la U. Nacional, coincidió con el profe Ríos al señalar que Medellín es una de las ciudades receptoras de la crisis humanitaria que ha vivido el país.
“Históricamente la oferta de formación en el país no ha sido de cobertura total, por lo menos en zonas rurales y marginales, la prioridades de las familias es sobrevivir”, aseveró Ríos Osorio.
