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La madrugada de este viernes la llamada autopista Medellín – Bogotá, amaneció cerrada por un deslizamiento de tierra en el kilómetro 58 + 200, en el municipio de San Luis, en una situación que desde septiembre se ha repetido en 15 ocasiones, unas de mayor gravedad que otras, por lo cual el flujo vehicular se interrumpe en este corredor continuamente.
Juan Esteban Gil, director del Instituto Nacional de Vías (Invías), que está a cargo de esta carretera desde el mes pasado, habló con EL COLOMBIANO para responder sobre las críticas que ha recibido el instituto por los cierres y la inestabilidad en varios kilómetros de la ruta.
¿Cuál es la situación actual de la vía y cómo la recibieron en septiembre, cuando la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) se las entregó?
“Los deslizamientos de tierra se están presentando en el tramo entre El Santuario y Caño Alegre. Esta vía venía siendo operada por Devimed y nosotros tomamos el control el primero de septiembre. Desde esa fecha se han presentado 15 episodios de derrumbes, flujos de lodo, que ocasionan cierres totales o parciales de la vía como el de esta madrugada, que cuando amaneció pudimos despejar con nuestra maquinaria para habilitar el paso alternado mientras se removía todo el material que cayó en la carretera”.
¿Cuál es la complicación que tiene esta vía y por qué han criticado tanto a Invías a la hora de atender este tipo de emergencia?
“Con el cambio de administración de la ANI a Invías tuvimos problemas para generar nuevos contratos para operar la carretera, pero para ello establecimos un plan de contingencia con el objetivo de superar las situaciones que se puedan ocasionar por la temporada invernal, que con las fuertes lluvias afecta algunos tramos. El fin de semana pasado, por ejemplo, cayó una roca de cuatro metros que tuvo que dinamitarse para liberar la vía”.
¿Cómo funciona ese plan de contingencia?
“Hicimos un inventario de toda la maquinaria de la que disponemos para atender estos deslizamientos en los 135 kilómetros que tiene de extensión. Así determinamos cómo ubicarlos para saber, según el kilómetro, qué equipo puede atender más rápido la emergencia. Precisamente entre el kilómetro 50 y 80, donde más afectación hay, tenemos maquinaria que fue la que atendió el derrumbe de esta madrugada. Además, tenemos un grupo de geólogos e ingenieros que recorren la vía para analizar su estado y garantizar acciones preventivas que impidan los cierres”.
¿La solución definitiva es atender las emergencias, o aparte del plan de contingencia hay una alternativa para resolver el asunto?
“Nosotros tendremos el manejo de esta vía durante un año, pero la ANI, en asociación con públicos y privados, está planeando un corredor en doble calzada por un sector distinto que permita comunicar El Santuario con Caño Alegre sin tanta inestabilidad en el terreno. Hay una cosa que tiene que quedar clara y es que Invías no tenía recursos dentro del presupuesto en 2018 para esta vía, con el cambio de administración nos tocó hacer traslados presupuestales para operarla”.
¿Alguna recomendación para los viajeros entretanto se resuelve la situación?
“El fenómeno de lluvias está afectando a 10 departamentos que presentan problemas en infraestructura vial y desde Invías hemos enfrentado estos contratiempos. A los viajeros y transportadores les recomiendo que antes de tomar la ruta, acudan al numeral 767 para enterarse del estado de las vías en todo el territorio nacional”.