Es una cadena de la que usted hace parte. Los escombros que sacó de su casa, luego de un arreglo, podrían ir a una quebrada o a la vía pública si no se asegura de la disposición adecuada del material. Inundaciones, plagas y hasta ilegalidad pueden ser evitados si actúa de la manera correcta.
A los puntos limpios o acopios de recepción de Residuos de Construcción y Demolición (RCD) a menor escala de Medellín llegan diariamente 650 toneladas de estos materiales, según la Alcaldía. Esto es como 22 volquetas cargadas al máximo.
Hoy la capacidad de estos lugares—tres en la ciudad (Santa Lucía, en la comuna 12; Iguaná, Comuna 11; y Ladera, comuna 8)—está desbordada (supera sus niveles máximos de recepción, que en promedio es de 500 toneladas) e incluso la Secretaría de Medio Ambiente ha tenido que decretar sus cierres temporales.
En los alrededores de los puntos limpios, antes llamados Centros Temporales de Escombros (Cates) y que son manejados por Emvarias, confluyen el desorden y la indisciplina social. En parte porque en la cadena del proceso están los motocargueros (motos con planchón) sobre los cuales no se ejerce mayor control por parte de las autoridades ambientales y de movilidad.
Norbey Garzón, gerente de Coorremos, cooperativa que los agremia, advierte que el número de estos vehículos ha crecido sin control y no existe regulación (hoy, estima, son más de 450).
“El Municipio no ha regulado la actividad y esta se desarrolla informalmente. Están llegando desempleados, personas que se pensionaron. Es urgente regularlos como se hace con los taxis o el transporte escolar, puede ser por cooperativas”, señala.
Basura, polvo y personas, algunas de ellas consumiendo drogas, permanecen en los alrededores del acopio de la Iguaná. Allí, en plena vía pública, las volquetas, que están obligadas a llevar los escombros a plantas en las afueras de la ciudad, descargan toneladas de ese material, que luego son recogidos por los motocargueros para que estos los ingresen al punto limpio.
Esa es la práctica del transbordo, considerada por autoridades una trampa y a la que expertos y gremios ambientales atribuyen un peligroso esquema sin control en el que se maneja, de manera informal, la disposición de residuos de construcción y demolición en Medellín.
Según Santiago Sepúlveda, líder del programa de Residuos de Construcción y Demolición de la Secretaría de Ambiente, por norma nacional la ciudad debe recurrir a puntos limpios porque la disposición final debe estar por fuera de las zonas urbanas.
De ahí que el material que llega a esos puntos de acopio es llevado a sitios de disposición final y plantas de aprovechamiento, por Emvarias en volquetas autorizadas.
“Desde 2010 la Secretaría se interesó en manejar los escombros y se generan los puntos limpios que nos atienden la necesidad del acopio, donde antes transportaban el material los vehículos de tracción animal, que eran conocidos como “zorras” (una carreta con planchón movida por un caballo)”, apunta.
De “zorra” al motocarguero
En Medellín, según datos de la Alcaldía, para 2010 existían cerca de 229 vehículos de tracción animal en los que se transportaban escombros y basura. La administración local de entonces les propuso a los propietarios entregar voluntariamente los caballos dándoles como contraprestación un motocarguero o, si lo preferían, iniciativas para desarrollar un emprendimiento.
Cerca de 142 propietarios, recuerda Sepúlveda, eligieron el motocarguero para seguir en el oficio. Otros 87 pidieron que les dieran $7 millones—valor del caballo, establecido por la Alcaldía—para crear negocios de panadería, zapatería o tiendas.
Garzón comenta que “la semana pasada la Alcaldía cerró, por varios días, los puntos limpios, por lo que la gente arrojaba en cualquier parte escombros y muchos que viven de la actividad quedaron sin trabajo”, recalca.
Caos por transbordos
Los proyectos de construcción de más de 2.000 metros cuadrados licenciados, son considerados por la ley como grandes generadores de escombros, mientras que las obras inferiores a 2.000 metros cuadrados y que no requieren esa licencia, es decir, las reformas que se hacen en una vivienda, son pequeños generadores.
Si bien, coinciden autoridades y gremios, las empresas encargadas de proyectos urbanísticos de gran envergadura, como urbanizaciones y centros comerciales, cumplen con la norma y disponen en lugares adecuados o ellos mismos hacen aprovechamiento del material, Sepúlveda afirma que algunos transportadores incumplen la norma.
“Recibimos solo motocargueros (en puntos limpios). Pero hay dificultades, porque de las grandes obras civiles llevan en volqueta a disposición final, pero como estos lugares quedan retirados, por ejemplo, en Girardota, a más de 20 km, entonces, para ahorrarse costos (por combustible) hacen transbordos”, dice.
Además, denuncia el funcionario, de otros municipios aledaños a Medellín están llegando motocargueros que arrojan en calles y quebradas evitando el desplazamiento hasta los puntos limpios y pagar por el desembarco del material. “Si no se diera esa trampa del transbordo, los motocargueros recogerían en pequeñas obras y llevarían a los acopios”, acota.
Este negocio informal beneficia a los motocargueros y genera pérdidas a la administración municipal. Cada uno paga $2.000 por viaje (20 bultos de escombros), en promedio en el punto limpio para poder descargar. Sin embargo, para que la Alcaldía pueda sacar cada bulto del acopio al lugar de disposición final debe pagar $36.000 a los volqueteros autorizados.
La explicación de la falta de rentabilidad de los acopios la da Sepúlveda, en que el costo de operación y administración de los tres puntos está por el orden de $700 millones mensuales, valor en el que se incluyen labores de conformación de plataformas, extracción con maquinaria y llevada a punto final (por ejemplo, El Trapiche, en el norte del Aburrá). Es un servicio que no puede parar un día, porque se vuelve un caos”, asevera.
Paso a paso de escombros
Si usted hizo una obra de reforma, a un baño o cuarto de su casa, y tiene escombros, el conducto regular para hacer una disposición adecuada es llamar a la Línea Amiga de Emvarias (444 56 36) para que se los recojan. Le costará, en promedio, $2.800 el bulto.
Lo otro que puede hacer, es pedir el servicio de recolección a un motocarguero, en los depósitos de materiales del barrio o comuna en la que se encuentra, para que este lo lleve hasta el acopio. Su deber como gestor de los residuos de construcción, estipulado en la normatividad, es exigir y asegurarse de que ese transportador lleve al lugar adecuado el material. El costo estimado de este servicio oscila entre los $15.000 y $20.000 la carga completa.
Carlos Alberto Salazar, profesional de la Subdirección Ambiental del Amva, anota que la resolución 472 de 2017, del Ministerio de Ambiente, establece que de los residuos de construcción y demolición hacen parte lo que se genere en un proceso de construcción: madera, escombros, material de excavación o plástico.
“La resolución busca que se haga un aprovechamiento máximo de esos elementos, que no vayan a un relleno sanitario. Los gestores encargados de recibir ese material y transformarlo, deben registrarse ante la autoridad ambiental”, apunta.
Destaca Salazar que “si se tienen residuos de plástico generados por un proyecto constructivo, se debe hacer separación y buscar cómo aprovecharlo, ya sea que lo haga el mismo generador o enviarlos para reciclaje en alguna planta”.
Salazar enfatiza que los escombros se trituran para hacer base de andenes, andenes, e incluso se mezcla concreto, bases y vías.
“Está comprobado que estos materiales son muy resistentes y se usan para procesos no estructurales. Si es madera, lo que se hace es triturarlas y hacer procesos de compostaje, por ejemplo. O simplemente sacar las tablas y utilizarlas en otro proceso”, concluye .
1.500
viajes de volquetas se realizan al día, según Amva, para transportar escombros.
2%
meta del Amva para reducir los residuos de construcción en rellenos, en un año.