El colegio Nuestra Señora, en la loma de los Bernal, funcionó durante 47 años y era reconocido por su buen nivel académico y el minucioso cuidado que los docentes le daban a los niños. Su único pecado fue ser vecino de Bernavento.
En abril de 2015, cuando se reveló a la opinión pública las fallas estructurales del edificio, los padres de familia comenzaron a manifestar su preocupación por la seguridad de sus hijos. El temor aumentó cuando se conoció que Jorge Aristizábal Ochoa, el calculista del Space, también había hecho los diseños estructurales de Bernavento, a escasos 100 metros del colegio.
José Ignacio Lotero, uno de los padres de familia, comenta que en principio no le preocupó tanto el riesgo que pudiera representar Bernavento, pues la gente seguía habitando el edificio y apenas se hablaba de hacerle estudios.
“Desde mitad de 2015 y para 2016 hubo una desbandada de niños. En el salón de mi hijo solo quedaron 5 de 21 que había. Los padres de familia decían que los sacaban por temor de lo que pudiera pasar con el edificio”, comentó.
La situación llevó, según Lotero, a que las directivas del colegio decidieran cerrarlo por la dificultad económica que empezaron a afrontar debido al éxodo de alumnos.
Nuestra Señora duró poco más de un año cerrado y luego, en ese terreno, se empezó a construir el hogar para adultos Hábitat.
“El colegio fue la primera víctima de Bernavento. Si ese edificio no hubiera tenido problemas, estoy seguro que Nuestra Señora todavía funcionaría”, apuntó el padre de familia.
El hogar geriátrico lleva más de tres meses abierto. El edificio era habitado por 54 adultos mayores que debieron ser evacuados.
El Dagrd confirmó que realizó varias visitas de inspección a Bernavento y al colegio, solicitadas por padres de familia, pero no hubo orden de evacuación.