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Inclusión: la lucha de las personas con discapacidad en Antioquia
La discriminación y falta de vinculación educativa y laboral, son tema de análisis esta semana.
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El argentino residente en España, Gusti Rosemffet, tiene un hijo con síndrome de Down. El arte le ha permitido, como padre, comunicarse mejor con su hijo y fortalecer los lazos. FOTO Cortesía
06 de septiembre de 2018
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El día que el dibujante argentino Gusti Rosemffet conoció a su hijo Mallko, quiso desaparecer. “No era como me lo había imaginado. Llegó antes de tiempo, sin avisar, y... no lo acepté”, confiesa el artista.
Rosemffet dice que sintió uno de los miedos más grandes de su vida cuando se enteró que el niño había nacido con síndrome de Down, un trastorno genético causado por la presencia de un cromosoma adicional.
“Mi otro hijo tenía 8 años cuando nació Mallko y me preguntó qué era el síndrome de Down, yo traté de explicarle y le dije que igual lo íbamos a querer. El niño me respondió que no le interesaba si el bebé era verde, rojo o plateado, que siempre iba a ser su hermanito querido... y esa fue mi primera lección de aceptación”, cuenta el artista.
El argentino llegó a Medellín para participar en la Semana del Comité de Rehabilitación. Vino con su pareja y sus hijos precisamente para hablar de las experiencias de inclusión, de manejo de la discapacidad y del arte como herramienta para superar las limitaciones.
Discapacidad en Antioquia
Rosemffet estará durante toda esta semana dictando charlas con padres, profesores y personas en condición de discapacidad.
Según Sonia Gallardo, directora del Comité de Rehabilitación de Antioquia, estas actividades académicas buscan visibilizar el problema de exclusión que viven ellos. “Día a día se enfrentan con barreras físicas y mentales. Son escenas cotidianas: ves a una persona con discapacidad visual que lleva un bastón y no te atreves a preguntarle si necesita ayuda, mas por desconocimiento que por temor”, dijo.
Según el Dane, en Antioquia hay 75.134 personas en situación de discapacidad, bien sea física (problemas de movilidad), cognitiva (dificultades de aprendizaje) o sensorial (auditivo, visual, etc.).
Gallardo cree que son muchos más, pues el censo de 2018 es el primero en el que se incluyen preguntas para identificar a esta población. Pero más allá de saber cuántos son, la directiva se preocupa por los problemas de acceso a la educación y al empleo que tienen: “En Colombia el 95% de las personas en condición de discapacidad no consiguen trabajo, y el 90% de los niños no tiene acceso a la educación. Y eso que Medellín, con su política pública, es la única región del país que ha tenido avances”, recalcó.
¿Cómo contribuir?
Además de hacer donaciones económicas a instituciones como el Comité (que tiene un sistema de donación permanente en su página web), Gallardo dio algunos tips para no perpetuar la discriminación.
Lo primero, aseguró, es recordar que son personas y tratarlos como tal. “A partir de ahí uno puede tener un relacionamiento normal, y ofrecer ayuda si es necesario”, dijo. Luego, reconocer códigos: por ejemplo, si alguien lleva un bastón con cintas rojas, quiere decir que tiene discapacidad visual y auditiva.
Si la comunicación es con alguien en silla de ruedas, la experta recomendó ponerse a su nivel a la hora de entablar una conversación .
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