Entre las ventanas y corredores se asoman los monos de la especie tití gris (Saguinus leocopus) que, durante años, han habitado el campus de la Universidad de Antioquia. No hay certeza de cuando llegaron a la ciudadela universitaria, pero los registros científicos indican que esta especie nativa de Medellín llegó en 1876.
Hace unos cinco años que los seis ejemplares que moraban entre los árboles y los salones de clases comenzaron a reducirse. La última vez que se reprodujeron fue en 2010 y, por consiguiente, el grupo empezó a envejecer. Ahora solo quedan dos de estos monos en el campus.
Ante esta alerta por la disminución de estos ejemplares nativos y con el objetivo de conformar un grupo diverso que permita la conservación de esta especie en el mediano plazo, la Universidad de Antioquia y el Área Metropolitana del Valle de Aburrá comenzaron con la liberación de más monos titíes en el campus.
En el plan piloto, ejecutado ayer, se liberaron los primeros cuatro individuos: un macho, una hembra y su cría, además de una hembra no emparentada, con el fin de mantener la descendencia y garantizar la protección de una especie tan amenazada en Medellín por el tráfico y la tenencia ilegal.
María del Pilar Restrepo, subdirectora Ambiental del Área Metropolitana del Valle de Aburrá indicó que el campus de la Universidad de Antioquia es ideal para estas liberaciones, puesto que cuenta con 256 especies de árboles que sirven de alimento para el tití.
“La U. de A. es un lugar estratégico para potenciar la conectividad con los corredores ecológicos que van hacia Robledo, donde también tenemos otra población de titíes”, señaló Restrepo.
Estos cuatro ejemplares no fueron retirados de su medio nativo para llevarlos a la universidad, sino que son animales que han sufrido, pues habían sido rescatados del tráfico ilegal de fauna silvestre y fueron rehabilitados por la Corporación Autónoma Regional de Caldas (Corpocaldas).
Sin embargo, la liberación de los cuatro titíes no es inmediata. Para facilitar la integración entre los dos titíes que ya habitan el campus y la nueva población, los ejemplares permanecerán resguardados en una malla durante un mes, en una transición paulatina que inicia con la rehabilitación, la conformación del grupo, la adaptación al entorno universitario, el cambio gradual de la dieta y, finalmente, la apertura de la malla para que puedan salir y desplazarse por todo el campus.