Aunque el pasado 3 de marzo fue el día más caluroso del Valle de Aburrá, es en las últimas semanas cuando los residentes del área metropolitana han percibido más calor.
Según la estación de medición ubicada en el Jardín Botánico, ese día la temperatura alcanzó los 30 grados centígrados a las 3:20 de la tarde, mientras que en los últimos días no ha superado los 28 grados centígrados.
Esto, según expertos, tiene varios motivos, pero el principal es la temporada seca por la que atraviesa la región metropolitana.
Carlos David Hoyos, director del Sistema de Alertas Tempranas del Valle de Aburrá (Siata), explicó que durante esta época hay menos presencia de nubes por lo que la radiación que llega del Sol se siente más fuerte en la superficie y en la piel.
“Más que la temperatura del aire, lo que ha aumentado es sensación térmica para nosotros. Una situación normal en este mes”, acotó.
Según Hoyos es posible que esta tendencia se dé hasta la primera semana de agosto, cuando comience la transición a la temporada de lluvias.
Hasta cuatro grados más
En las zonas en las que dicha sensación térmica se da con más fuerza es en las centralidades de los municipios, precisamente en aquellos espacios donde hay más concreto que zonas verdes.
Hoyos comentó que el nivel del calor, además de la radiación, también influye la reflectividad que se recibe desde la superficie.
“Por ejemplo, el Centro de la ciudad, al estar cubierto en su mayoría por pavimento, no es un buen regulador del equilibrio térmico, por ello sentimos más calor allí.
El año pasado un estudio llamado “Islas de calor en el área urbana del Valle de Aburrá”, del ingeniero de Recursos Hidráulicos y docente del Politécnico Jaime Isaza Cadavid, Alejandro Martínez Osorio, evidenció que en la zona céntrica del Valle de Aburrá, la temperatura puede estar incluso cuatro grados por encima del promedio de la subregión. Esto debido a su ubicación en la parte más honda del área metropolitana, la cantidad de edificios e industria y los pocos árboles existentes, mismos factores que generan las llamadas islas de calor.
Una ayuda tenue al aire
La falta de nubes no sólo hace que se sienta más calor, también aporta a mejorar la calidad del aire del Aburrá.
Hoyos recordó que, “durante esta época el aire que está cerca de la superficie se calienta, expande y asciende, llevándose con él los elementos contaminantes, por lo cual los registros de los últimos días en las estaciones de medición de calidad del aire han sido óptimos”.
Hoyos recordó que en esta temporada también aumentan las probabilidades de incendios forestales, los cuales además de afectar los ecosistemas, influyen negativamente en la calidad del aire. Por ello, reiteró la solicitud de estar atento ante cualquier emergencia y evitar realizar quemas en zonas boscosas .