Desde el 23 de septiembre de 2014, día en que cayeron las torres 1, 2, 3 y 4 del complejo residencial Space, por medio de implosión controlada, el lote quedó reducido su base. Allí, los cimientos de lo que fue la edificación, la maleza y el abandono confluyen como vecinos de las unidades residenciales en la zona.
En total, son siete los complejos urbanísticos que se han visto afectados por los proyectos que CDO dejó a merced del tiempo y que, según los residentes, no están siendo intervenidos adecuadamente por las personas encargadas de los bienes.
Así lo confirmó Adriana Upegui, administradora de la Casa Milano, urbanización colindante con el lote, quien asegura que los problemas de seguridad, salubridad y movilidad, han afectados a los pobladores de las unidades residenciales y que a la fecha no tienen claridad de quién debe atender estos asuntos.
“Ahí sale mucho animal, mucho zancudo por las aguas estancadas de lo quera la piscina [...] nadie viene a podar los árboles, no hay mantenimiento en ninguna zona y eso nos tiene muy preocupados. Es un criadero de ratas”, señaló.
En temas de seguridad, añadió Upegui, a principios de año la Policía capturó cuatro personas que se escondían en el lote para, aparentemente, robar a los habitantes del sector. Situación preocupante para la comunidad, ya que no hay una vigilancia constante en el predio del extinto Space.
Según Mario Alberto Marín, administrador de la unidad Altos del Poblado, vecina directa del lote, la unidad se ha visto en la necesidad de mejorar la iluminación hacia las partes externas y ha reforzado la malla que da al espacio abandono.
“Se hace por seguridad, la gente se va a fumar marihuana allá, a depositar escombros y se está llenando de chatarreros”.