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Recursividad de hospitales cuando no hay medicinas

Otro componente de la crisis de la salud es la escasez de fármacos para hospitalización.

  • El Hospital Manuel Uribe Ángel ha invertido a este año (con corte a 31 de julio) $13.799 millones en medicamentos. La institución señala que la escasez no es por falta de recursos. FOTOS JAIME PÉREZ
    El Hospital Manuel Uribe Ángel ha invertido a este año (con corte a 31 de julio) $13.799 millones en medicamentos. La institución señala que la escasez no es por falta de recursos. FOTOS JAIME PÉREZ
  • Recursividad de hospitales cuando no hay medicinas
29 de agosto de 2017
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En honor a Morfeo, el dios griego de los sueños, a principios del siglo XIX, el farmacéutico alemán Friedrich Sertürner bautizó como morfina a una sustancia opiácea que él mismo había probado para quitarse un dolor de muela, y que lo puso a dormir más de ocho horas.

Desde entonces, ese fármaco se usa como un potente analgésico que puede escasear durante semanas en los hospitales de Colombia, y resulta vital para ayudar a los pacientes atormentados por el dolor.

El pasado mes de julio, médicos del Hospital Universitario de Santander, en Bucaramanga, denunciaron un desabastecimiento gravísimo de morfina que afectó el suministro de la medicina a por lo menos 50 pacientes terminales que, según afirmaban los galenos, iban a preferir la eutanasia a seguir soportando su padecimiento.

De la misma forma sucede en el valle de Aburrá, y no solo con la morfina sino con otros medicamentos que, por falta de financiación, logística o porque los laboratorios y proveedores tienen pocas existencias, obligan a los hospitales a recurrir a otras alternativas para tratar a la población hospitalizada.

Desabastecimiento

Hay tres tipos de desabastecimiento de medicamentos, según explicó Yuli Agudelo Berruecos, coordinadora de gestión clínica del Hospital San Vicente Fundación.

Por un lado están los fármacos que son monopolio del Estado y que administra el Fondo Nacional de Estupefacientes (FNE), otro es el grupo de los antídotos, y el tercero son el resto de las medicinas que se agotan por falta de materia prima o pocas existencias de bodega.

“En el caso de los que administra el Estado, cada dos meses escasea por semanas la metadona, que usamos como terapia de reemplazo para pacientes con adicción a la heroína. Si montamos a la gente en un proceso de desintoxicación y lo interrumpimos, ellos vuelven a consumir. Reemplazar la medicina por otros opioides sí es posible pero mucho más costoso y eso recarga el sistema de salud”, afirmó Agudelo Berruecos.

Natalia Agudelo Laverde, jefe del servicio farmacéutico del Hospital Manuel Uribe Ángel de Envigado, expresó que cuando hay escasez y solo hay un distribuidor autorizado, hay que reunirse con una junta médica y buscar otras alternativas de tratamiento.

En el caso de los antídotos, los sueros antiofídicos que se usan para tratar mordeduras de animales venenosos, por ser casos poco frecuentes, se producen en bajas cantidades.

“Los laboratorios prefieren producir lo que se vende mucho, por eso estos sueros pueden escasear meses y luego vuelven y aparecen”, expresó Agudelo Berruecos.

Puntualizó que el resto de los antídotos para tratar intoxicaciones o envenenamientos suelen importarse, como medicamentos vitales no disponibles, y al ser tan poco usados, no dejan ganancias, no se traen en grandes cantidades y por eso se acaban pronto.

Respecto a otros fármacos más comunes, como el Ventilan para nebulizar pacientes con problemas respiratorios, Agudelo Laverde manifestó que simplemente se busca otros medicamentos con la misma materia prima (salbutamol), su existencia con otros laboratorios o proveedores, o en otros hospitales.

“Con aquellos que administra el FNE, uno esperaría más responsabilidad del Estado, que vean el histórico de consumo y mantengan una producción suficiente, pero eso no se garantiza”, expresó Agudelo Berruecos.

Agregó que también falta más atención a los antídotos, que son de baja rotación, porque las intoxicaciones o envenenamientos por animales son considerados eventos de interés en salud pública, pero como las existencias están centralizadas, a veces tardan demasiado en llegar a los hospitales.

Casos puntuales

En el hospital Manuel Uribe Ángel durante el año ha escaseado la ritalina, empleada para tratar a niños con déficit de atención, y al ser monopolio del Estado, la junta médica y asistencial tuvo que optar por otras alternativas de tratamiento.

“A principio de año también estuvieron agotadas, por registro sanitario, las ampicilinas, usadas para infecciones bacterianas, pero la política nuestra es tener listo siempre un plan b”, señaló la jefe del servicio farmacéutico.

El hospital de Envigado tiene definido un comité de farmacia y terapéutica para buscar alternativas, y tiene relación con más de 120 laboratorios.

En el Hospital La María, el servicio farmacéutico informó que actualmente hay escasez de salbutamol y morfina, esta última con pocas existencias desde hace dos meses.

“La penicilina cristalina, para tratar pacientes con neurosífilis está en desabastecimiento desde hace mes y medio. El medicamento lo proveen tres laboratorios, pero como la causa es falta de materia prima, entonces solicitamos una constancia y desde infectología se analizaron otros tratamientos”, reveló Cristian Camilo Gómez, director técnico del servicio farmacéutico de La María.

Durante los últimos tres años, en el San Vicente Fundación han sufrido épocas de desabastecimiento de salbutamol, y a pesar de contar con presentaciones distintas a la que viene en gotas, que es la que escasea, otras como la inhalación no son la mejor opción para algunos pacientes.

“A veces el cambio de presentación afecta a los pacientes. Por ejemplo si hay escasez de morfina en gotas y nos vemos obligados a aplicarla solo vía intravenosa, al paciente que ya va para su casa pero aún hay que controlar el dolor, se le puede retrasar el alta”, detalló Yuli Agudelo Berruecos.

Financiación

Aunque los hospitales consultados señalan otras como las causas de la escasez de medicamentos para hospitalización, Jamel Henao, gerente de la Cooperativa de Hospitales de Antioquia (Cohan), afirmó que en un 80 % se trata de problemas financieros.

“Las instituciones no están recibiendo los suficientes recursos para cumplir sus necesidades básicas, entre ellas, las compras de fármacos a través de laboratorios o proveedores. Por eso es difícil la atención en servicios de urgencia, ambulatorios y hospitalización”, aseveró Henao.

Por ejemplo, este mes el hospital Pablo Tobón Uribe tuvo que sacar de servicio 79 camas por falta de recursos. Tres EPS le adeudan $113.000 millones. Una situación similar viven la mayoría de hospitales públicos y privados de Antioquia.

A través de Cohan, las instituciones afiliadas tienen un 95 % de disponibilidad de los medicamentos solicitados. No obstante, Henao aclaró que eso depende de la capacidad de adquisición de cada uno.

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