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Similar a la escopolamina que envenena y adormece el cuerpo de la víctima, así las bandas han ido contaminando la atmósfera y las calles del Parque Lleras, una de las zonas rosas favoritas de los medellinenses y los turistas extranjeros.
El tráfico de drogas, la explotación sexual de menores de edad y los hurtos, entre otras conductas delictivas, se aferraron a este lugar de El Poblado en la década reciente, perjudicando a los comerciantes, residentes y visitantes, que vieron cómo una de las joyas de la vida nocturna de la ciudad perdió la reputación.
Son constantes las quejas por episodios de robo, venta de estupefacientes y oferta desmedida de servicios sexuales, por parte de jóvenes que desfilan entre los restaurantes de fina mesa y los bares más exclusivos.
Como responsables de esas actividades delictivas, las autoridades señalan a grupos de crimen organizado, como “la Raya” y “la Terraza”. Estas facciones no son propias de El Poblado, sino que provienen de otras comunas, por lo cual, para mermar los índices de ilegalidad en el Lleras, la Policía y la Fiscalía intervienen territorios externos.
Los investigadores judiciales piden a los comerciantes y pobladores del parque que apoyen las pesquisas con sus denuncias, pues algunas son omitidas por miedo a los bandidos o a perder la clientela.
En las indagaciones de EL COLOMBIANO en la zona, realizadas en la última semana, varios propietarios de establecimientos y trabajadores contaron, bajo reserva de identidad, que ellos saben cuáles son los negocios donde se permite promover el mal llamado turismo sexual y en los que las mujeres “anzuelo” seleccionan a las víctimas de escopolamina, pero todo el mundo guarda un silencio cómplice al respecto.
“Nadie quiere perjudicarle el negocio al vecino, que de pronto se lo cierre la ley, aunque las consecuencias las paguen los clientes”, detalló el dueño de un bar.
En busca de soluciones
El diagnóstico de la problemática es claro para las instituciones, al punto que el secretario de Seguridad, Andrés Tobón, explicó que este es el único parque de Medellín, junto a los del Centro, que tiene un Puesto de Mando Unificado que opera cada fin de semana, articulando a la fuerza pública y entidades migratorias.
Esos controles, que además incluyen actividades de información y prevención con los turistas, permitieron el decomiso de 20.000 dosis de drogas, 12 armas de fuego y fogueo, 651 armas blancas y 64 personas capturadas.
Sandra Giraldo, gerente de El Poblado, dijo que esa vigilancia debe ser complementada con una estrategia cultural para que la gente visite el parque en otros horarios.
Agregó que es necesario compartir la responsabilidad de la seguridad con los comerciantes y hasta cambiar la vocación. “Les hemos preguntado si están dispuestos a convertir sus locales en restaurantes o lounges, y muchos han dicho que sí, pero dar el paso es difícil”, agregó.