Trece cadáveres abandonados dentro de carros, en episodios diferentes, tienen a las autoridades de Medellín en alerta por una modalidad del crimen organizado que se ha venido incrementando este año.
Los últimos dos casos se presentaron esta semana. En la madrugada del jueves, dentro de un taxi que había sido hurtado en Robledo y estacionado después en el barrio Carlos E. Restrepo, encontraron los cuerpos de dos NN masculinos.
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El miércoles anterior, en el barrio La Esperanza, del noroccidente de la ciudad, sucedió otro episodio similar: en el baúl de un automóvil Chevrolet Aveo de su propiedad, dejaron el cadáver de Edwin Fernando Rendón Restrepo, un microempresario de arepas de 42 años. Tenía múltiples heridas letales de arma blanca, estaba atado de pies y manos y cubierto con una lona verde.
Y el pasado 14 de julio, dentro de un taxi hurtado en Aures y abandonado en Pedregal, dejaron otra víctima. Quedó registrado como NN masculino, con heridas de arma de fuego, amarres en las extremidades, una cabuya en el cuello y una bolsa plástica cubriéndole el rostro.
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Según la estadística del Sistema de Información para la Seguridad y Convivencia (Sisc) de la Alcaldía, en 2016 se registraron siete casos de víctimas dejadas en vehículos, cifra que fue superada en los primeros siete meses del presente año (seis incidentes más).
Hasta el momento las autoridades no han encontrado una causalidad común en estos hechos. Investigadores judiciales consultados por este diario, que pidieron la reserva de su identidad por tratarse de expedientes en etapa preliminar, señalaron que en algunos casos se repite un patrón: hurtan taxis en un punto, para abandonarlos con cadáveres en otros sitios, y las víctimas en general fueron sometidas a asesinatos con sevicia y tortura.
“Este modus operandi se aplica cuando los delincuentes no quieren que el homicidio se asocie con el lugar en el que se perpetró, para que no se les ‘caliente la zona’, como ellos dicen, entonces dejan al occiso en otra jurisdicción”, aclaró uno de los agentes consultados.
El secretario (e) de Seguridad de Medellín, Andrés Tobón, comentó que esta modalidad es propia del crimen organizado y, aunque aún están por esclarecerse los hechos, el móvil suele estar ligado a ajustes de cuentas y choques por el territorio entre bandas delincuenciales.
“Los tres últimos casos parecen guardan relación con problemáticas delictivas del noroccidente de la ciudad, pero todavía no sabemos si están ligados”, indicó.