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Capturar a Cabuyo y controlar seguridad en Ituango: prioridades del Ejército en Antioquia

La IV Brigada cambia de mando, pero sigue buscando degradar

a las disidencias de las Farc .

  • A la izquierda el nuevo comandante de la VII División, general Juan Carlos Ramírez. A la derecha, el comandante de la IV Brigada, general Juvenal Díaz. FOTO camilo suárez
    A la izquierda el nuevo comandante de la VII División, general Juan Carlos Ramírez. A la derecha, el comandante de la IV Brigada, general Juvenal Díaz. FOTO camilo suárez
29 de diciembre de 2018
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El cambio de la cúpula del Ejército ya tuvo sus primeros efectos en Antioquia. Desde hoy la cabeza de la IV Brigada cambiará: el general Juan Carlos Ramírez —quien llevaba un año al mando— pasará a liderar la VII División.

En su reemplazo llegará el general Juvenal Díaz Mateus, quien se desempeñaba como director de la Escuela Militar de Cadetes General José María Córdova.

EL COLOMBIANO habló con ellos sobre los retos que tiene el Ejército en Antioquia, el departamento que lidera las estadísticas de muertes violentas, según datos de Medicina Legal.

El general Rodríguez comentó que el principal objetivo del Ejército en Antioquia sigue siendo la captura de Ricardo Abel Ayala, alias Cabuyo, quien lidera las disidencias de las Farc en el Norte.

¿Cuál es el balance de este año de gestión?

“Yo recibí la IV Brigada el 22 de diciembre del año 2017, en ese momento había un reacomodo de factores de inestabilidad en el departamento. Lo primero que hicimos fue un análisis de factores en el área de operaciones (Norte, Occidente, Suroeste, Oriente y Valle de Aburrá).

Detectamos factores de inestabilidad como presencia de grupos armados organizados, grupos delincuenciales organizados, economías ilícitas como sembrados de coca, extorsión, secuestro, presencia de áreas sembradas con minas (....) y logramos evidenciar que donde se concentraban esos era sobre los municipio de Ituango, Briceño, parte de Valdivia y Peque.

Por eso se ordena una operación militar sostenida sobre Ituango que lleva ya 10 meses y busca neutralizar y degradar, tanto a la estructura del Clan del Golfo que es del frente Occidente, como a la estructura del Frente 36, que son las disidencias de las Farc”.

¿Qué encontraron allá?

“Esa es el área donde se presenta incidencia de grupos armados organizados o, como los conocemos en el argot popular, enfusilados. Ahí también hay sembrados de coca (este año hay más de 1.000 hectáreas sembradas, hemos erradicado más de 850 hectáreas y no hemos terminado), hemos incautado 14 laboratorios de producción de clorhidrato de cocaína y 12 semilleros”.

¿Por qué hay varios grupos (disidencias y Clan) que se disputan el Norte?

“La intención del Clan del Golfo es apoderarse del territorio para conseguir su intención de unir el Bajo Cauca con Urabá para coordinar el movimiento de coca, y a la vez para crear un control ilegal del territorio.

Y la estructura del Frente 36 que tiene un asentamiento muy grande, de años atrás, buscaba que no le quitaran el territorio. Las disidencias se quedaron allí para evitar que el Clan del Golfo se apoderara de Ituango.

Eso, en el primer semestre se genera un enfrentamiento armado que hace que la tasa de homicidios se incremente en Ituango, y cuando entra el Ejército, decrece totalmente. Tuvimos meses muy fuertes con 8 o 9 homicidios, y ahorita después de agosto han decrecido a uno o dos por mes. Se ve la presencia del Estado”.

¿Han tenido combates con esas estructuras?

“En 2017 no hubo ningún combate en la IV Brigada y este año llevamos 18, principalmente en Ituango. En esas acciones, este año hacerle 199 afectaciones al Clan del Golfo (capturas y bajas).

Y ustedes ven que volvieron los bombardeos, que la gente estaba pidiendo la contundencia: hicimos uno fuerte sobre Briceño a la estructura del Frente 36, de alias Cabuyo y le logramos neutralizar 4 bandidos.

Pero también vimos cómo ellos hicieron un corredor de movilidad que unía Briceño, Yarumal (en el sector de Ochalí), Toledo, San Andrés de Cuerquia y San José de la Montaña. Ahí hicimos una operación muy fuerte, posterior al crimen que hace la estructura en alianza con el Eln, donde asesinan a los tres geólogos de Continental Gold en Ochalí (zona rural de Yarumal, el 20 de septiembre de 2018), hacemos el bombardeo y unas operaciones terrestres sostenidas sobre el corredor y logramos capturas.

Ahí pudimos evidenciar cómo el Eln, con una estructura que tenía en Santa Rosa de Osos y San José de la Montaña, quería hacer control territorial de esas zonas, en alianza con las disidencias del 36”.

¿Desde cuándo Cabuyo se convirtió en objetivo de alto valor?

“Cabuyo en los últimos años ha estado presente, delinquiendo. Él conoció por dentro el proceso de paz y las debilidades que tenía. Estuvo en un principio en la parte del desminado en la gran área del Orejón (Ituango, Toledo y Briceño), luego pasó al programa de sustitución de cultivos, y ahí se inscribe en el proceso pero lo abandona.

Él organiza la estructura del 36 sobre familias y redes de apoyo (milicianos). La base es una familia de Briceño y con ellos empieza a delinquir. Y como es el guerrillero raso, que venía con conocimiento de las anteriores Farc, empieza a ser cabecilla del crimen en el sector y a recibir renta ilícita a través de la extorsión a empresas que trabajan para Hidroituango, las que están construyendo la red eléctrica, las que están en todo el corredor de la presa a Puerto Valdivia y empresas que tercerizan trabajos.

Y se da a conocer más cuando empieza a generar acciones terroristas contra la infraestructura del Estado y contra algunos activos estratégicos. Desde ahí nosotros empezamos a hacerle operación sostenida y hoy es objetivo de alto valor neutralizarlo.

Pero también entendemos que lo que hemos logrado con la estructura del 36 es degradarla, afectarla en un 66%: inició con 71 bandidos y hoy hay 24 capturados, 7 desmovilizados, 4 menores de edad recuperados del conflicto y un sometido a la justicia. Y han tenido 6 muertos en desarrollo de operaciones militares”.

¿Qué se sabe de las relaciones de ese grupo con bandas que tienen base en el Área Metropolitana?

“La información que tenemos es que cada vez hay más interés de los grupos delincuenciales del Valle de Aburrá para controlar la cadena del narcotráfico que viene del Bajo Cauca. Con esa intención, esos grupos crean una alianza: Caparrapos (Bajo Cauca), grupos delincuenciales como “el Tapón” o “la Mesa” de Bello, y las disidencias del frente 36 se unen para enfrentar al Clan del Golfo.

En los municipios de San José de la Montaña, San Andrés de Cuerquia y Toledo, llegó a hacer presencia el grupo delincuencial de “los Mesa” y alias “Caníbal” (fugado de la cárcel hace tres años), llegó a imponer el crimen y la extorsión y a generar algunos atentados terroristas como cuando le dispararon al bus de EPM que iba hacia San Andrés de Cuerquia. Con una operación sostenida logramos la captura de ocho bandidos de ese grupo, entre ellos “Caníbal” que estaba con armas largas: 4 fusiles.

Ese también es un resultado medible: en 2017 la Brigada incautó 21 armas largas y este año vamos en 48 armas. En armas cortas pasamos de 130 a 202 (+61%)”.

¿Se podría decir que la población civil en esas zonas tan alejadas todavía apoya a esas estructuras?

“Es una realidad que la población está cansada de estar amenazada por los bandidos, pero también es temerosa a actuar porque hay un grupo de personas que sí son afectos a ellos que los amenazan y les dicen que si no colaboran los van a asesinar. Por eso el Ejército está más presente en esas áreas.

A lo que invitamos a la gente es a que crea en su institución, que no obstruyan la justicia ni ejerzan violencia contra un servidor público porque pueden estar en problemas judiciales. Es un proceso, en aquellas áreas donde había falta de presencia del Estado hoy estamos y le estamos ganando terreno a los ilegales, y mejoramos nuestros procesos para que eso no vuelva a ocurrir”.

Y desde adentro, ¿cómo controla los casos de corrupción en sus soldados?

“Nosotros tenemos una dirección de apoyo a la transparencia y constantemente estamos haciendo procesos internos para evitar corrupción.

Cuando hay rentas ilegales, que es un factor de inestabilidad presente en el territorio, nuestros soldados también pueden ser afectados y por eso hay unos procedimientos internos específicos para mirar si algún oficial, suboficial o soldado está cometiendo esos actos.

Pero este año no hay ningún soldado retirado por corrupción, aunque hay varios en investigación penal”.

¿Cuál fue el momento más duro que le tocó vivir en su labor este año?

“Los más duros fueron los momentos en los que se pierde la vida de uno de mis hombres. El primero fue en unas operaciones en Briceño, cuando asesinaron un soldado que cumplía con su labor. Como humano que soy, darle la noticia a una familia de que su hijo perdió la vida defendiendo el país, es un momento difícil.

Otro momento muy importante y que me llenó de más fuerza para seguir adelante fue cuando asesinaron a los tres geólogos en Ochalí”.

¿Se siente mal por tener que irse de la Brigada sin que Cabuyo caiga?

“Las misiones son institucionales, aquí no hay misiones personales. La IV Brigada no es el general Ramírez, son todos los 10.000 hombres que cumplen su misión y con eso la misión institucional”.

¿Qué retos le quedan a la Brigada tras su partida?

“El reto es neutralizar todas las estructuras del frente 36 (disidencias) y el Clan del Golfo en la parte armada. Y en seguridad ciudadana, para las regiones de Suroeste, Oriente, Occidente y Valle de Aburrá, la meta es combatir el microtráfico y bajar los índices de homicidios”.

¿Qué sigue para usted?

“El comando del Ejército y el Gobierno Nacional me han designado como comandante de la VII División, por lo tanto el área de la IV Brigada sigue estando bajo mi responsabilidad. Todos los objetivos que tiene la Brigada son también de la División, y desde allá vamos a estar generando seguridad para toda Antioquia, y también Córdoba y Chocó” .

10
mil hombres tiene la IV Brigada del Ejército que desde hoy cambia de mando.

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