Una modalidad escabrosa viene repitiéndose en Medellín en los últimos días: la aparición de cadáveres en bolsas. El hallazgo de cuerpos sin vida ha sido recurrente durante los últimos cinco días en la ciudad, y este martes fue el más reciente, el de una mujer, aún sin identificar, en el barrio Altos de Calasanz.
Otros dos casos de descubrimiento por parte de autoridades de cadáveres en plásticos se dieron, el viernes pasado, en el barrio La Pradera, y el lunes anterior, en Campo Valdés, identificados como Wilmer Alexis Posada, de 22 años de edad, y Kevin Andrés Manco Mejía, de 16, respectivamente.
El comandante de la Policía Metropolitana, general Óscar Gómez Heredia, indicó que trabajan en la identificación de los cuerpos, y señaló que en uno de los casos (el de La Pradera), la investigación avanza por buen camino.
“Normalmente cuando hay capturas de cabecillas se presenta una serie de asesinatos, pero, al menos un caso de estos, no obedece a reacomodamiento de jefes de grupos ilegales”, afirmó.
Es una señal
Para el analista del conflicto, Fernando Quijano, la situación obedece a pugnas en la estructura de “La oficina” o grupos articulados, como consecuencia de recientes capturas.
“Cuando empiezan a aparecer embolsados, hay pugnas y se envían mensajes de terror, de enemigos y con un contenido de que algo más grave puede pasar”, apuntó el analista.
Quijano concluyó diciendo que cuando se desatan estas muertes violentas, con torturas, es porque “se sospechan delatores, o cambios de bandos y llegada de nuevos integrantes”.
El secretario de Seguridad de Medellín, Andrés Tobón, indicó que los casos de Calasanz y Campo Valdés son aislados y agregó que un grupo especial de Policía y Fiscalía realizan las respectivas investigaciones.