viernes
7 y 9
7 y 9
Un viernes de alegría, de cervezas, de rock, de camaradería, de fútbol y de descanso en París se convirtió en una de las peores pesadillas de sangre y terror que ha padecido la capital francesa, por parte del yihadismo.
Una serie de ataques con bombas y con fusiles, que ocurrieron de forma coordinada en distintos puntos de la ciudad, dejaban al cierre de esta edición 120 personas muertas, según el balance del Ministerio del Interior y la policía francesa.
Ante las medidas y el temor que despertaron estos atentados simultáneos, los ciudadanos franceses y extranjeros que estaban en las calles de París buscaron refugio en las casas propias o ajenas, sintiendo miedo de salir a las calles de la ciudad luz, que en señal de duelo ordenó apagar la Torre Eiffel.
Lea aquí: Atentados terroristas permean de miedo a París
Alrededor de las 10:30 de la noche iniciaron los ataques, consecutivamente, y con variados métodos para sembrar muerte y pánico. Un hecho anunció públicamente a millones de franceses lo que empezaba a suceder en distintos puntos de París, cuando se escuchó un estruendo fuerte en pleno partido entre las selecciones de fútbol de Alemania y Francia, en el emblemático Stade de France.
Lo paradójico es que al darse el estallido cerca del estadio, y pensando que era un petardo, los hinchas celebraron, mientras que los jugadores siguieron con el partido, ignorando qué ocurría a las afueras del lugar.
No sucedió así con el presidente de la nación, Francois Hollande, quien se encontraba en el recinto deportivo e instantes después fue evacuado por su dispositivo de seguridad.
Vea aquí: Imágenes de los atentados en París
Tras los 90 minutos los hinchas franceses celebraban el triunfo 2-0 sobre el clásico rival teutón, pero pronto esa alegría se tornó en terror cuando por los altavoces del estadio se advertía a los hinchas de no pasar por ciertas salidas “debido a eventos en el exterior”, sin dar más detalles.
Con la inmediatez de los celulares, los aficionados se enteraron de lo que había ocurrido y muchos de ellos, atemorizados, ingresaron a la cancha pensando que allí estarían más seguros.
Posiblemente, desde los restaurantes Le Carrillon y Le Petit Cambodge (La Pequeña Camboya), lejos del Stade de France y en el centro de la ciudad, se veía el partido en las pantallas y tal vez ni se comentaba lo de la explosión, pero el yihadismo daba inicio al segundo capítulo de dicha barbarie y empezaba a disparar indiscriminadamente contra los comensales.
Con fusiles Kalashnikov y a gritos de “Allahu akbar”, tal como reportó la prensa francesa, los bárbaros dejaron por lo menos 15 muertos en dichos ataques, de los que las autoridades, hasta anoche, no entregaban muchos detalles y el gobierno francés apenas intentaba aclarar lo ocurrido.
Lea aquí: Hollande declara emergencia en París y anuncia cierre de fronteras
El tercer incidente fue el de la toma violenta del teatro Bataclan, donde se celebraba hasta entonces una noche de rock con la presentación de las bandas Tuesday Cross y Eagles of Death Metal.
Yihadistas entraron por la fuerza al lugar y dejaron 35 muertos mientras se hacían con el control de más de 100 rehenes, que no pudieron salir a tiempo tras la primera ráfaga de disparos y muerte. Al tiempo, el presidente Hollande anunciaba al mundo que estaba “en curso una operación de asalto de las fuerzas de seguridad”, que pretendía el rescate de los rehenes, quienes finalmente fueron asesinados por los asaltantes. Ahí se concentró el mayor número de víctimas del terror, 112.
Por último, cuando el mundo se alertaba y ponía su mirada en el televisor, la emisora Europe 1 informaba de un ataque en el centro comercial de Les Halles, a pocas cuadras de la catedral de Notre Dame.
Sin llegar a saber la magnitud total de estos ataques al cierre de esta edición, y en medio del despliegue de seguridad de las autoridades francesas, es claro que se trata del ataque yihadista más grave que se ha dado en Francia, peor que el de enero de este año contra la sede del semanario Charlie Hebdo y otros lugares de París —20 muertos—.
Lea aquí: Santos condena atentados en París
Con el terror presente como un fantasma en las calles de la ciudad luz, Santiago Montejo, exsoldado colombiano de la Legión Extranjera Francesa, junto con su novia y amigos, tuvieron que quedarse en medio de una fiesta en un apartamento al este de París, por el temor de quedar expuestos a la posibilidad de un ataque si salían de allí.
“Lo más preocupante fue que antes pasamos por una estación cercana a un tiroteo con mi novia Tereza, por La Republique, y ya la estaba cerrando la policía entre tumultos de gente y desorden. Seguimos nuestro rumbo al este de la ciudad, donde una amiga, sin saber qué ocurría. Al llegar nos enteramos de los ataques”, relató.
“Una amiga está por ejemplo encerrada en el apartamento de unos amigos, que es apenas a una cuadra del teatro Bataclan. Cuenta que tuvo que subir corriendo allí al escuchar el tiroteo y que ahora las autoridades tienen acordonada la zona. Mi hermano estuvo cerca del ataque a uno de los restaurantes. Nosotros no nos movemos de aquí hasta que no se calme la situación”, agregó.
En realidad, el ingeniero industrial Andrés Montejo, su hermano menor, estuvo cerca de dos incidentes, tal como contó a EL COLOMBIANO: “Estábamos en pleno centro con una amiga, en un bar, viendo el partido de fútbol, cuando ocurrieron los dos tiroteos. Todo el mundo se dirigió a sus casas apenas terminó el partido y supo de los hechos. Estoy ahora viendo el noticiero para conocer más detalles. Me doy cuenta de que acaban de atacar el centro comercial de Les Halles, a solo cuatro cuadras de aquí”, contó.
Tal como calculó el exlegionario Montejo, “tal vez miles de efectivos se están desplegando por la ciudad, conozco de lo que se hizo en mi regimiento cuando ocurrió lo de Charlie Hebdo y creo que por lo menos 300 compañeros están en las calles o preparados para entrar en acción”.
Los hechos de ayer, no obstante, demuestran que meses de reformas a los dispositivos de seguridad y medidas para mejorar la respuesta o prevención de estos atentados no son suficientes. ¿Por qué?
Para el imam Julián Zapata, cofundador del Centro Cultural Islámico de Colombia, “estos hechos vuelven a demostrar que Occidente no está abordando el problema del terrorismo desde sus causas fundamentales: el financiamiento desde naciones petroleras y emiratos, tal como el adoctrinamiento desde núcleos salafistas/wahabistas en todo el mundo”.
“Los líderes de Occidente deben dejar de ignorar que buena parte de este apoyo surge de naciones consideradas aliadas como Arabia Saudita y Catar, entre otras”, agregó.
Enrique Serrano, escritor y docente de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, considera que hay cada vez más agravantes frente a la forma en que opera el yihadismo en el mundo: “Con un solo sujeto que esté dispuesto a atacar ya estas redes y células del terror pueden empezar a coordinar ataques como el que vimos hoy. Estas aprovechan el vacío dejado por E.U, y las respuestas parciales, insuficientes de Occidente”..