El Gobierno y el Eln retomaron ayer el quinto ciclo de negociaciones con el principal objetivo de lograr un cese el fuego bilateral mejor que el alcanzado el año pasado.
“Tenemos que dar pasos decisivos: acordar un cese al fuego estable y más robusto, que permita no solamente llegar a las elecciones en absoluta paz, sino que también eso implique que en Colombia vivamos en una sociedad donde no haya más secuestros, más extorsiones, reclutamiento de niños, que no hayan ataques a la infraestructura, es decir, que vivamos como un país donde la convivencia pacífica sea la que rija las relaciones entre los ciudadanos”, señaló Gustavo Bell, jefe de la delegación oficial, desde Cuba.
En la necesidad de acordar un nuevo pacto mucho mejor que el anterior, coincidió Pablo Beltrán, del Eln.
Sin embargo, ese logro no sería suficiente para mitigar el sufrimiento del Catatumbo, en Norte de Santander, ya que este alto al fuego compromete únicamente a la Fuerza Pública y a la guerrilla que está negociando, no a los demás actores armados en el territorio.
Según Carlos Arturo Velandia, exmiembro de la guerrilla y gestor de paz, el cese “no será aplicable en Catatumbo, mientras persistan ataques entre Eln y Epl, que agreden directamente a población civil. Por eso las guerrillas deben parar su enfrentamiento irracional” (Ver Informe).
La situación en esa región, que recoge once municipios y es el segundo enclave cocalero del país con 24.587 hectáreas cultivadas en 2016, hizo que las Naciones Unidas hicieran un “llamado de urgencia a todos los grupos armados a respetar la vida y la integridad de los civiles, respetar los DD.HH., acatar el Derecho Internacional Humanitario de manera inmediata y garantizar el acceso humanitario”.