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Briceño, municipio minado de coca

EL COLOMBIANO hizo un recorrido por seis veredas y poblaciones
de Briceño donde los campesinos tienen como único sustento la coca.

  • 1. Cada cultivo tiene su “caleta” para procesar las matas de coca. 2. Paso sobre el río El Pescado en la vía a Orejón. Allí piden la construcción de un puente. 3.Algunos labriegos mezclan cultivos de coca y café, sin embargo el sustento lo da lo ilegal. 4.Plantación de coca.
    1. Cada cultivo tiene su “caleta” para procesar las matas de coca.
    2. Paso sobre el río El Pescado en la vía a Orejón. Allí piden la construcción de un puente. 3.Algunos labriegos mezclan cultivos de coca y café, sin embargo el sustento lo da lo ilegal. 4.Plantación de coca.
  • 2. Paso sobre el río El Pescado en la vía a Orejón. Allí piden la construcción de un puente.
    2. Paso sobre el río El Pescado en la vía a Orejón. Allí piden la construcción de un puente.
  • Briceño, municipio minado de coca
  • 3.Algunos labriegos mezclan cultivos de coca y café, sin embargo el sustento lo da lo ilegal.
    3.Algunos labriegos mezclan cultivos de coca y café, sin embargo el sustento lo da lo ilegal.
  • 4.Plantación de coca.
    4.Plantación de coca.
30 de noviembre de 2015
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La vereda Orejón, ubicó en el mapa de muchos colombianos al municipio de Briceño; las actividades con el proyecto piloto de desminado humanitario enfocaron la atención del Gobierno nacional y de la opinión pública, pues allí se cumple uno de los acuerdos bilaterales a los que se ha llegado en la mesa de negociación en La Habana.

Pero ¿cómo están la vereda Orejón, y sus zonas aledañas? ¿Los habitantes de esa área de Briceño están complacidos por lo que está ocurriendo?

EL COLOMBIANO hizo un recorrido exclusivo por algunas de las veredas y poblados aledaños a Orejón (Palmichal, Gurimán El Hoyo, Gurimán La Loma, Pueblo Nuevo y La Calera) y encontró un panorama poco alentador, donde la coca es la única alternativa de sustento de cientos de campesinos, que aunque por voluntad quieren producir legal, la obligación y falta de apoyo los llevan a lo ilegal.

Para llegar a Orejón, se debe transitar por un camino de arrieros, maltrecho por el paso de la chiva veredal, la volqueta de basura y las motos de los campesinos.

El trayecto entre Briceño y esta vereda donde adelantan el plan piloto de desminado humanitario el Ejército y guerrilleros de las Farc, demora poco más de dos horas en las que se debe bajar desde el tope de una montaña, cruzar el río El Pescado, que no cuenta con un puente (ver foto) y luego volver a subir hasta la cima de otro monte.

En el paisaje también se imponen las montañas del norte antioqueño, divididas por el río Cauca y los trabajos de Hidroituango, un gigante que represará 2.720 millones de metros cúbicos de agua provenientes del afluente —algo así como llenar 900.000 veces una piscina Olímpica—, lo que convierte este proyecto generador de energía en el más grande del país.

Al recorrer esos kilómetros, sobresalen extensos cultivos de pequeños arbustos de color verde, todos repletos de hoja de coca, los recién cultivados tienen un tono más brillante, los oscuros están listos para cosecha.

En la mitad de esos terrenos, se divisan casetas hechas de madera con un techo de plástico, en las que los campesinos que viven de lo que les da este cultivo, procesan las hojas. Los labriegos la llaman “caletas”, pero son pequeños laboratorios donde fabrican la pasta de coca.

La vereda El Palmichal está ubicada a una hora de Orejón, y es una de esas poblaciones donde prácticamente todos sus habitantes, incluidos los menores, se dedican a la producción de cultivos de uso ilícito.

Uno de esos labriegos es John Arley García Rojas. Tiene 24 años de edad y es el presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda El Palmichal. Tiene su propio cultivo. Para el, como para sus familiares y vecinos, lo ilícito es lo que le da sustento, y aunque siente que no está haciendo algo malo, sabe que el fruto de su trabajo lo negocia con las Farc, específicamente el frente 36, el cual refuerza sus finanzas con lo producido por los campesinos.

“Yo creo que no hay otro producto que reemplace la coca en lo económico, Vale la pena aclarar que siempre hemos tenido la voluntad de cambiarlo todo, si nos dan el apoyo de restitución, que por el momento no lo hay, nosotros mismos nos encargaríamos de arrancar las matas y sembrar otra cosa que termine siendo rentable y que cuente con un apoyo y soporte”, afirma John Arley.

Ubicado en una pendiente de la montaña a pocos metros de su vivienda campesina, John tiene sus matas, y sin ningún celo, accede a que el equipo periodístico de EL COLOMBIANO ingrese y recorra su cultivo, que fácilmente puede tener el mismo tamaño de una cancha profesional de fútbol. En ese sitio apareció Martín Osorio Oquendo, un vecino, quien llegaba con tres mulas, cada una cargada con cuatro bultos de hoja de coca.

“Yo tengo mi propio cultivo también, pero no tengo caleta para procesar lo recogido, entonces algunos amigos me prestan sus espacios para poder terminar el trabajo. Por ejemplo acá llevo unos dos milloncitos de pesos en producto, que me servirán de sustento para los próximos meses mientras vuelven a crecer mis matas”, dice Martín mientras se esfuerza para frenar las bestias, inquietas al sostener su propio peso y los 25 kilos de cada bulto en medio de la inclinada pendiente.

Maíz, yuca, frijol, plátano, café y hasta arroz se puede cultivar en Briceño, pero, dicen sus habitantes, no hay apoyo ni infraestructura para su producción, por eso otros líderes comunales de la zona coinciden en que lo que ocurre con el desminado en Orejón es muy positivo, pero que hasta el momento ningún beneficio se extiende a sus comunidades, a pesar, según ellos, de las promesas del Gobierno sobre las alternativas para sustituir los cultivos de coca.

Mario de Jesús Rodríguez es el presidente de la JAC de la vereda Gurimán El Hoyo, en su comunidad también abunda la mata denominada por las autoridades como ilegal, y al igual que sus otros colegas cree que la ausencia del estado es lo que falta para cambiar de semillas.

Dice que los que estaban con el café “no aguantaron el precio y cambiaron sus cultivos. Lo que pasa en el pueblo se sabe, pero las ayudas a los campesinos no se ven, dicen que lo que pasa en Orejón significa el comienzo del progreso para el municipio, pero mire que los cultivos productivos no llegan, no hay carreteras, por ejemplo a Orejón no hay acceso si se crece el río El Pescado”.

Los dueños de la coca

El frente 36 de las Farc es el grupo que compra la coca a los campesinos. Esa facción guerrillera, liderada por Ovidio Antonio Mesa Ospina alias “Anderson”, mantiene su presencia histórica en buena parte del norte antioqueño, zona donde en el último año se ha registrado un aumento considerable de cultivos ilícitos (ver gráfico) debido a dos razones: el cese de aspersiones aéreas y la reducción de operaciones militares en zonas aledañas a la vereda Orejón.

Un informe de la DEA y la Dijin de la Policía resalta que el frente 36 de las Farc, en alianza con la banda criminal “los Urabeños”, logró sacar del país (utilizando la ruta Urabá-Panamá-Guatemala- Estados Unidos) más de tres toneladas de cocaína, generando ganancias por 6.000 millones de pesos. Esa es tal vez la principal razón por la cual, alias “Anderson”, “Olmedo Ruiz”, “Román” y otros integrantes de la cúpula del frente 36 se encuentran pedidos en extradición por el gobierno estadounidense.

Los informes de inteligencia, incautaciones de droga en el exterior y la captura de varios integrantes de “los Urabeños”, dio paso a que las Fuerza Armadas realizaran dos ataques (20 de noviembre de 2013 y 27 de mayo de 2015) a campamentos y laboratorios del frente 36 de las Farc, en los cuales murieron Leocadio de Jesús Posada alias “Leo” y Adán de Jesús García, alias “Emiro Chaqueto” respectivamente. Ambos eran integrantes de la cúpula del frente 36.

Sobre el tema del negocio de la coca, EL COLOMBIANO le preguntó a Ómar de Jesús Restrepo Correa alias “Olmedo Ruiz”, segundo cabecilla del Frente 36 y actualmente delegado de la mesa de diálogos de las Farc para el desminado humanitario en Orejón.

El jefe subversivo asegura que ese tema “se está estudiando, no solamente se trata de realizar la descontaminación del territorio de minas antipersonal, también queremos evitar que sigan dándose represalias contra los productores, que terminan siendo simples campesinos que quieren tener su sustento. Para el tema de los cultivos de uso ilícito, hemos acordado en La Habana un punto que se llama sustitución de cultivos, en el que estamos estudiando la posibilidad de poner esos acuerdos en práctica y ejecutarlos en el territorio”.

“Pastor Alape”, otro de los jefes de las Farc y quien es integrante de la mesa negociadora de esa guerrilla, también insiste en una salida política al problema de drogas, que permita “resolver el problema desde las causas que lo originan, y por eso en el acuerdo tercero sobre sustitución o uso de drogas ilícitas, centramos la atención en los planes y programas de sustitución con participación de las comunidades”.

Tensión por las Bacrim

El pasado 15 de agosto, varias organizaciones sociales y comunales de Briceño denunciaron la presencia de la banda criminal “los Urabeños” en sus territorios.

Según la queja, ese grupo criminal hizo varios retenes en las vías de acceso a la vereda Orejón, acción que generó desestabilidad, incluso suspensión de las actividades de desminado, como lo afirmaron los integrantes de la mesa negociadora de las Farc desde La Habana.

Como respuesta, el Ejército, confirmó la presencia de “los Urabeños” en algunas zonas de ese municipio del norte de Antioquia, pero descartaron cualquier cercanía a las actividades de descontaminación de explosivos. Así lo certificó en aquella ocasión el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas: “el Gobierno es consciente de que en esa zona, a 20 kilómetros de la vereda Orejón, hay presencia de crimen organizado, pero los estamos combatiendo con fuerza”.

Este conflicto entre esa banda criminal y la guerrilla incluso se puede evidenciar con los grafitis que han dejado en las paredes de algunas casas ubicadas en las salidas a algunas veredas de la localidad y en por lo menos dos homicidios ocurridos en los últimos días en el casco urbano.

Alcalde electo pide atención

José Danilo Agudelo Torres es el alcalde electo del municipio de Briceño, confiesa que por las restricciones del Gobierno, poco es lo que conoce del proceso de Orejón.

“Nuestro plan de gobierno estará enfocado en el apoyo al campesino, a la ayuda para la restitución de cultivos ilícitos”, es lo que dice el futuro mandatario quien también se siente “decepcionado y engañado con el Gobierno nacional y departamental con el tema de las vías de acceso al municipio y a cada una de sus veredas, lo que hace totalmente inviable cualquier proyecto productivo”.

Por las ganancias que reciben los dueños de la coca, algunos podrán pensar que los campesinos de Briceño, tienen calidad de vida, pero no es así. El trabajo que realizan no los enriquece, solo les da para el sustento diario. Aún así, tienen presente que ese dinero ilegal fortalece a otras personas o estructuras delictivas. En Briceño piden una atención que no se limite a los 14 mil metros cuadrados que se han despejado de minas antipersonal en Orejón. Quieren oportunidades para trabajar legal y de manera productiva sus tierras, sin presiones de los ilegales.

6.000
Millones de pesos es lo que ha ganado el frente 36 con la venta de coca en cuatro años

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