viernes
7 y 9
7 y 9
El viejo adagio “loro viejo no aprende a hablar” puede ser impreciso cuando nos referimos a aprender un segundo idioma. Así lo confirma Warren Midgley, lingüista de la Universidad de Queensland, en el medio especializado The Conversation: “Cuando se trata de aprender un segundo idioma, a las personas jóvenes, no necesariamente les va mejor que a las mayores. La mejor edad para empezar a aprender otro idioma puede variar significativamente dependiendo de los métodos y contextos usados en el proceso de aprendizaje”.
Las ideas propuestas en los años sesenta aún permean nuestro pensamiento sobre la facilidad en que muchos niños aprenden a hablar antes que a caminar. Según la teoría de la gramática universal de Noam Chomsky, los niños nacen con un conocimiento instintivo del lenguaje y esto es común en todos los seres humanos.
También, la hipótesis del período crítico, tal vez tan influyente como la teoría de Chomsky y también postulada en los sesenta, afirma que la capacidad para adquirir el lenguaje disminuye al alcanzar la pubertad, dado que el cerebro pierde plasticidad.
Aunque estas teorías tienen gran influencia en la actualidad, las investigaciones actuales sobre el aprendizaje de lenguas prueba que no basta con ser joven para favorecer la formación en un segundo idioma. Todo depende de las metodologías de aprendizaje; de hecho en ciertos contextos, aprendices mayores pueden ser más exitosos que estudiantes adolescentes o niños.
Según las investigaciones más recientes, los ambientes inmersivos son ideales para los más pequeños. Los niños pueden aprender a hablar en más de dos idiomas a la vez de forma fluida, si están sumergidos en ambiente de juego y cotidianidad. En este caso es importante empezar tan pronto como sea posible.
Aprender en el aula es mejor para los adolescentes. Esto debido a que el patrón normal de estas clases es tener una o más sesiones de dos horas por semana y para tener éxito en el aprendizaje de una segunda lengua con tan poca exposición, es necesario contar con habilidades meta-cognitivas que no suelen desarrollarse hasta la adolescencia temprana.
En el caso de los adultos, la motivación y la dirección autónoma es lo más apropiado. Hay, por supuesto, algunos adultos que deciden comenzar a aprender una segunda lengua por sí mismos. Pueden comprar un libro de estudio, inscribirse en un curso en Internet, jugar en una aplicación móvil o unirse a clases de conversación. Para tener éxito en este contexto de aprendizaje se necesitan habilidades que no suelen desarrollarse hasta llegar a la edad adulta, incluida la capacidad de mantenerse motivado. Por lo tanto, es más probable que el aprendizaje autodirigido de un segundo idioma sea más efectivo para los adultos que para los estudiantes jóvenes.
¿Qué dice esto en cuanto a la enseñanza de segundas lenguas en las escuelas?
Según Midgley, experto en educación y bilingüismo, si hay posibilidades de exponer a los niños a diversas formas del uso de una segunda lengua (vivir, jugar y aprender en un segundo o tercer idioma), la primera infancia es la mejor etapa para adquirir otros idiomas. Sin embargo, si la única oportunidad para el aprendizaje de otra lengua es a través de clases tradicionales, es probable que el bachillerato sea tan bueno como la primera infancia.
Si el aprendizaje de idiomas se basa en una decisión autónoma, es más probable que se tenga éxito después de que el estudiante haya alcanzado la edad adulta.