Por Luisa Fernanda Rodríguez
Su comportamiento en sociedad y en su vida laboral, su trabajo en equipo, sus conocimientos y su forma de actuar frente a diversas situaciones, son algunos de los aspectos que se tienen en cuenta en la evaluación por competencias en la educación superior, donde el conocimiento del estudiante no es el único foco, sino el ser humano que es.
Aunque esta herramienta se viene mencionando no hace muchos años, sí se remonta a la época de los griegos, pues Aristóteles ya hablaba del ser en potencia y el ser en acto.
“Allí entonces emerge la idea o postura de cambio de transformación permanente y la educación como encargo social, delega en la escuela su poder transformador”, afirma María Eugenia Bedoya Toro, docente de la Universidad Autónoma Latinoamericana.
La propuesta se desarrolló como metodología en centros de formación para el trabajo en Europa, de ahí pasó a México y luego se extendió a otros países como Colombia.
Es por tanto que se pueden medir y desarrollar competencias transversales para que la persona sepa comportarse, colaborar, comunicarse, hacer relaciones interculturales y trabajar en grupo. También sirven para saber qué nivel de conocimientos en un área de formación profesional tiene una persona y cómo sabe llevar a la práctica ese conocimiento.
En este modelo hay tres elementos básicos. Uno es el proceso de evaluación que el estudiante hace sobre su desempeño académico y sobre cómo ha avanzado en su aprendizaje. El segundo es la coevaluación, es la que le hacen los compañeros de grupo. Y la tercera es la metaevaluación que le corresponde al profesor hacerla.
Con este proceso “lo que se pretende es llevar a que la evaluación no sea lo primordial para los estudiantes, sino su proceso de aprendizaje”, aseveró Nora Elena Gil Ramírez, subdirectora académica y de proyección institucional de la Universidad Cooperativa de Colombia (UCC) sede Medellín.
Existen muchas metodologías de evaluar por competencias entre éstas están la resolución de problemas, elaboración de proyectos y presentación de casos.
También se aplican evaluaciones que definen qué es lo que se espera que la persona logre durante el proceso de aprendizaje y que ella conozca ese propósito desde antes de comenzar su formación con el fin de que pueda controlar y revisar si está logrando lo que se ha propuesto, como se lo ha propuesto y hasta dónde lo ha querido conseguir.