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Ganadería afecta el 63% de los humedales

Radiografía de cómo están estos ecosistemas en el mundo y en Colombia. El panorama no es alentador. El gobierno buscará declarar dos nuevos sitios protegidos internacionalmente.

  • La Ciénaga Grande de Santa Marta es uno de los humedales más críticos del país. FOTO juan antonio sánchez
    La Ciénaga Grande de Santa Marta es uno de los humedales más críticos del país. FOTO juan antonio sánchez
05 de febrero de 2019
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Desaparecen tres veces más rápido que los bosques y son uno de los ecosistemas más alterados por el hombre. Esa es la realidad de los humedales en el mundo, según lo estableció la Convención Ramsar (ver recuadro) y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Advirtieron que el 35% de estos ecosistemas se han perdido en los últimos 50 años.

Los datos sobre su lenta extinción son aterradores. Por ejemplo, desde 1970 las disminuciones han afectado al 81 % de las poblaciones de especies que viven en estos ecosistemas. Entre las razones que señalan para que esto suceda están la expansión agrícola e industrial, la construcción de represas y el drenaje de sus aguas.

En el marco del Día Mundial de los Humedales, que se conmemoró el fin de semana, se conoció una declaración de Martha Rojas Urrego, secretaria General de la Convención Ramsar, quien hizo un llamado para que se protejan integralmente estos ecosistemas.

Rojas destaca que su importancia radica en que son una solución fundamental al principal reto al que se enfrenta el mundo: afrontar el cambio climático y, al mismo tiempo, limitar el aumento de la temperatura a un nivel por debajo de 2º C.

Recuerda, por ejemplo, que los arrecifes de coral y los manglares amortiguan el impacto de las mareas y los tsunamis en las zonas costeras; absorben la lluvia, reducen las inundaciones y retrasan el inicio de las sequías. Son, en resumen, murallas de vida.

“Sin embargo, se ha perdido una tercera parte de todos nuestros humedales en los últimos años. Los corales del planeta corren el peligro de desaparecer con un aumento de las temperaturas de 1,5º C y desaparecerían sin ninguna duda con un calentamiento global de 2º C”, dijo Rojas.

Destacó que en 2018, las Partes Contratantes de la Convención de Ramsar (170 países) establecieron medidas para proteger, restaurar y gestionar sosteniblemente los ecosistemas. Algunos países hicieron la tarea. Es el caso de Senegal, que restauró un 25 % de los manglares que habían desaparecido y, en consecuencia, almacenará medio millón de toneladas de carbono a lo largo de veinte años.

“Este proyecto de restauración protegerá a 200.000 personas de las tormentas y reforzará su seguridad alimentaria al incrementar la pesca y la producción de arroz”, explicó.

También mencionó a Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia, en donde se están realizando trabajos de restauración de los humedales para contribuir a regular el cambio climático y restaurar la biodiversidad. Indonesia tiene previsto restaurar dos millones de hectáreas para evitar que se reproduzcan incendios. Es importante señalar que Rojas no mencionó ningún proceso de restauración en América Latina.

“Hago un llamado a los responsables de la toma de decisiones para que se incluya la conservación y restauración de los humedales en sus políticas nacionales sobre el cambio climático a fin de cumplir los objetivos del Acuerdo de París sobre cambio climático”.

¿Qué pasa en Colombia?

De acuerdo con el mapa de humedales del Instituto de Investigación Alexander von Humboldt, reseñado por WWF en su informe de 2017 llamado “Colombia Viva: Un país megadiverso de cara al futuro”, el área total en el país es de 21,97 millones de hectáreas de humedales. Más de 2 millones son temporales (espejos de agua que se forman en la Orinoquia o en La Guajira y que duran solo varios meses) han sido intervenidos, lo mismo que 109.361 hectáreas de los humedales permanentes como los lagos y las ciénagas.

El diagnóstico sobre su conservación no es muy alentador. De acuerdo con Humboldt, en Colombia su transformación se debe a la actividad ganadera (63,7 %), la deforestación (15,9 %) y la agricultura (15,3 %).

Aunque en los últimos ocho años se pasó de tener 570 mil hectáreas a 1,5 millones de sitios protegidos bajo la convención Ramsar (ver recuadro), debido a que el gobierno de Juan Manuel Santos ingresó cinco nuevos humedales en dicho tratado internacional (Bita, Tarapoto, Ciénaga de Zapatosa, Ayapel e Inirida), también tuvo que tomar la decisión de incluir a uno de los ecosistemas más grandes y ricos en biodiversidad del país –la Ciénaga Grande de Santa Marta– en el listado de humedales en riesgo, de la convención de Montreux, con el fin de garantizar su protección.

Esta decisión la tomó el Gobierno en julio de 2017 argumentando que en este ecosistema se presentaron cambios en sus características ecológicas, lo que lo puso bajo amenaza grave. Entre las tareas que tenía el Ejecutivo estaban actualizar el modelo hidrológico elaborado en 2003 y mantener vigente la información sobre los caudales de los ríos que llegan a la Ciénaga.

Sin embargo, en mayo de 2018, la Contraloría determinó que el Gobierno desatendió los compromisos adquiridos internacionalmente en lo referente a la conservación y uso racional de este humedal. Se estableció que no cumplió las disposiciones legales en materia de la responsabilidad que le asiste para la formulación del Plan de Manejo de esta Ciénaga.

Aunque EL COLOMBIANO intentó comunicarse con el ministro Ricardo Lozano para conocer su política frente a la protección de los sitios Ramsar, no fue posible. Sin embargo, un vocero del Ministerio de Ambiente explicó que entre los retos que tienen frente a este tema está el de involucrar la visión de este ecosistema en los procesos de planificación del territorio.

Anunció que están trabajando en la formalización del mapa nacional de humedales el cual está en su fase final y que lo primero será socializarlo con las autoridades regionales.

“Nuestra preocupación está en la Ciénaga Grande de Santa Marta y por esa razón se incorporó a la lista de ecosistemas en riesgo. Esto se hizo porque en el área se presentan diferentes acciones que han afectado sus bienes y servicios. Los cultivos de palma y de banano han impactado toda la dinámica hidrológica del sitio, entonces se está captando más agua de la que el sistema puede recibir y eso hace que las condiciones cambien, por ejemplo, hay disminución de pesca”.

Expresó que el Ministerio trabaja en la designación de nuevos sitios Ramsar que son el Bajo Atrato y el río Sinú.

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