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Las cifras dan vértigo: en Colombia son hurtados cerca de 2.8 millones de celulares al año. Es decir, 2700 diarios, 112 cada hora. Durante los minutos que usted tarde leyendo este artículo, cerca de 10 personas habrán sido despojadas de su celular.
Los cálculos fueron hechos por la GSMA, la asociación de operadores de telefonía celular y telecomunicaciones más grande del mundo, que ubica a Colombia como el país latinoamericano en el cual se roban más celulares luego de Argentina, en donde se calcula que unos 6500 teléfonos son robados a diario.
En Cali, la segunda ciudad colombiana más afectada por este delito luego de Bogotá, en 2015 fueron interpuestas 3837 denuncias. Es decir, cada día más de 10 personas denunciaron haber sido víctimas de ese hurto.
Sin embargo, esa es la estadística de quienes han denunciado: el Ministerio de las Tecnologías Informáticas calcula que el número de casos conocidos oficialmente no supera el 20 % de los hurtos totales. Así, entonces, en Cali los delincuentes estarían robando unos 50 celulares diarios.
Los registros de la Policía indican, además, que esos pequeños objetos que se han convertido en una extensión, en casi un órgano artificial del cuerpo humano, también son el botín más codiciado por los ladrones: el 42 % de los hurtos en la ciudad tiene como propósito despojar a la víctima de turno de su smartphone.
¿Por qué el robo de celulares es tan rentable para la delincuencia? ¿Cuánto dinero se mueve en el mercado negro? ¿Qué sucede con los celulares que se hurtan en Cali?
El negocio
Daniel tiene 14 años y hace parte de una banda denominada ‘Las Langostas’, formada por menores de edad y que se ha especializado en hurto de oro y celulares en el centro de Cali.
Cinco chicos componen la banda y, según dice Daniel, el propósito diario es robar al menos dos celulares de gama alta entre los caleños que caminan el centro.
¿Por qué dos? Simple. Por un Samsung Galaxy S2 o S3 en buen estado, les pueden dar entre $200 y $300 mil en los almacenes del centro en donde se acopian los teléfonos robados. Si logran hurtar dos de esos celulares, podrán tener $500 mil para toda la banda, es decir, $100 mil para cada uno.
Daniel cuenta que la banda no realiza lo que propiamente se conoce como un atraco, sino que sus procedimientos consisten en aprovecharse del descuido de los transeúntes para sacar los teléfonos de las carteras, bolsos o incluso bolsillos, en los que son portados.
“Uno ya sabe que normalmente, la gente mete el celular en los bolsillos pequeños del maletín. Entonces ahí es donde hay que buscar. Los más fáciles de hurtar son los que se llevan en los bolsillos. En cualquier tumulto uno se los roba”, dice Daniel.
Cuenta que lo primero que se hace una vez el celular es hurtado es botar la tarjeta sim y apagarlo para evitar que sea localizado. Luego son vendidos en locales en centros comerciales, en donde son puestos en circulación a través del mercado negro.
De acuerdo con investigadores de la Sijín, la mayor parte de celulares robados en la ciudad son revendidos en locales comerciales del centro, desde donde son trasladados a centros de acopios escondidos en diversos edificios de esa zona, para ser modificados o para adulterar su Imei, y luego ser puestos de nuevo en venta.
“Les hacen un proceso de renovación. Reemplazan las carcasas, las pantallas en caso de que presenten rayones o estén rotas, e incluso les cambian las baterías, todo eso con el fin de dar la impresión de que son aparatos nuevos. Después de eso, se distribuyen a locales o se venden a Ecuador y Venezuela”, sostiene el investigador.
Una parte considerable de los celulares robados en Cali son enviados a Ecuador o a Venezuela pues en ese mercado resultan a precios mucho más bajos que los celulares legales.
Según los cálculos realizados por la Policía, el mercado negro de celulares puede estar moviendo alrededor de $1000 millones de pesos.
“Un celular es vendido por un delincuente a precios que no superan los $300 mil. Pero quienes lo revenden, lo pueden negociar hasta en $700 mil, dependiendo del modelo, es decir, le están ganando el 100 % a cada aparato. Si entre enero y abril de este año se han denunciado 1333 casos de celulares hurtados, uno puede hacer un cálculo aproximado y tiene que, solo durante esos meses, el mercado negro de celulares pudo haber movido casi $400 millones. Claro, hay que tener en cuenta que esa cifra es muy superior, porque solo estamos contando los hurtos denunciados, y el porcentaje de denuncia es muy bajo”.
Los cálculos de la GSMA sostienen que en todo el país el mercado negro de teléfonos celulares mueve alrededor de $830 mil millones al año.
¿Por qué es difícil atacar este delito?
“Nosotros tenemos conocimiento de lugares en los cuales se pueden estar vendiendo celulares robados y hemos realizado muchas operaciones. Incautamos celulares que no tienen papeles de compra y detenemos a quienes los están vendiendo, el problema es que cuando se va a judicializar a los detenidos, no tenemos pruebas para sostener que esos celulares son robados, por la sencilla razón de que no hay denuncias”, dice un investigador de la Sijín de la Policía.
La fuente sostiene que la principal dificultad para mitigar el problema no solo en Cali sino en todo el país, es precisamente la falta de denuncias de los robos de celulares.
“Los celulares que sean ilegales se pueden incautar, pero sin la denuncia, no se puede judicializar a nadie y quienes venden los aparatos robados, que en últimas son el eslabón más importante, quedan libres”.
De acuerdo con cifras del Ministerio de las Tecnologías Informáticas, entre 2014 y 2015 el hurto de celulares disminuyó en el país en un 18 %, un porcentaje bajo si se considera que la meta era del 50 %.
En Cali, de acuerdo con datos de la Policía, esa reducción fue del 2 % y durante los primeros cuatro meses de este año, el número de robos registrados pasó de 1279 en 2015 a 1333 en 2016, es decir, aumentó en 50 casos.
Para los analistas de GSMA, la otra variable que explica en parte la poca disminución del hurto de celulares, es que los dueños de los equipos aún no se concientizan de la necesidad de reportar el Imei de este.
El Imei es el número interno de cada celular que permite identificarlo. Cuando un usuario registra el código Imei a la base de datos de Imei Colombia, ese código es enviado a otra base compartida entre los principales operadores de telefonía en el mundo y, por tanto, en caso de que se presente un hurto, el celular puede ser completamente bloqueado en cuestión de segundos.
“Hay una cosa que hay que dejar clara y es que los usuarios tienen mucha responsabilidad en el flagelo del hurto de celulares. Por un lado, están los que no denuncian y, por tanto, se pierde la eficacia a la hora de judicializar y, por otro lado, están los que compran celulares robados”, dice un investigador de la Sijín.
Se calcula que en el país hay cerca de 8 millones de celulares hurtados que siguen activos, es decir, que fueron comprados en el mercado negro.