A 13 días de culminar el cese el fuego bilateral entre el Gobierno y el Eln, ese grupo guerrillero anunció el retiro de sus representantes del Mecanismo Nacional de Veeduría y Verificación (MVV), como protesta, según esa organización ilegal, “por el colapso en que se encuentra este organismo (compuesto por la ONU, Iglesia, Gobierno y Eln), a causa de las posiciones intransigentes que mantienen los delegados del presidente Santos”.
A juicio de ese grupo guerrillero, el MVV no pudo cumplir con su mandato “pues solo 5 de los 40 casos entregados a la instancia nacional fueron evaluados y calificados, y el MVV no pudo emitir recomendaciones a las partes, para prevenir y atender posibles incidentes o violaciones del acuerdo”.
En dialogo con Caracol Radio, el nuevo jefe del equipo negociador del Gobierno, Gustavo Bell, afirmó que “hay divergencia en las interpretaciones de los términos en que se acordó este cese el fuego y por eso han surgido estos inconvenientes, pero nosotros esperamos que se superen de acá al 9 de enero para llegar a un nuevo ciclo con un mejor clima”.
El funcionario, quien asume su nuevo rol el 9 de enero, cuando se da inicio a un nuevo ciclo de negociaciones, agregó que es muy importante que el cese el fuego se prolongue, “para que en muchas zonas del país se siga teniendo ese alivio humanitario”.
¿Está en riesgo el cese?
Aunque el Eln aseguró que lo que ocurre con las “posiciones intransigentes” de los representantes del Gobierno en el MVV “hace más complejo y riesgoso cumplir el cese bilateral”, ese grupo insurgente también afirmó que su voluntad es continuar con el cese de hostilidades hasta la fecha pactada.
El analista del conflicto armado y exmilitante de ese grupo, Carlos Velandia, cree que la situación actual no va a tener ningún efecto negativo en el cese el fuego. “Ya queda poco para que se cumpla el plazo. Las dos partes no tienen ningún tipo de razón o pretexto para dejar de cumplir”.
Lo que le preocupa a Velandia es lo que pase a partir del 9 de enero si no se logra acordar una prórroga de la suspensión de hostilidades.
“Como ya no hay amarres, es muy probable que se pueda dar un pulso militar entre las partes y en medio de ese escenario se daría una nueva discusión para lograr un nuevo cese el fuego”, dice Velandia.
Luis Fernando Trejos Rosero, director del Departamento de Ciencia Política de la Universidad del Norte, ve posible que este escenario actual sea motivado por la proximidad de las elecciones presidenciales y el Eln busque hacerse sentir con el fin de presionar al nuevo gobierno de continuar con las negociaciones.
Agrega que ante una posible reanudación de las acciones armadas por parte de la guerrilla se “daría la estocada final al poco interés que la opinión pública ha mostrado con este proceso y es precisamente este apoyo ciudadano, la mayor fuente de legitimidad de la negociación”.
Se debe fortalecer el MVV
Los analistas consultados por ese diario coinciden que el Mecanismo Nacional de Veeduría y Verificación tiene fallas y debe ser reestructurado para fortalecer el futuro del cese el fuego bilateral.
Para Víctor de Currea-Lugo, el problema no es técnico si no político. “El inconveniente grave no está en si pasaron estas cosas, está en la valoración política que se está haciendo al mecanismo, ese es el debate central”, afirma.
Currea-Lugo recuerda que propuso a las delegaciones la necesidad urgente de contar con un glosario, debido a que “uno de los grandes errores de este país es que convirtieron los crímenes de guerra en hostilidades. Hay un problema lingüístico grave, todo se volvió semántico”.
Agregó, en este sentido, que el mayor enemigo de un protocolo al cese “se llama ambigüedad creativa y es cuando se deja la puerta abierta a la interpretación, eso es mortal. Entonces, por ejemplo, si no se ponen de acuerdo con qué significa una acción ofensiva, o acción defensiva, será complicado avanzar”.
El Gobierno parece estar consciente en la necesidad de robustecer los protocolos del cese y también al MVV, por eso Gustavo Bell, habló de redoblar esfuerzos “para que se tenga mayor claridad en los términos que se pactan en este tipo de ceses y así aclimatar el proceso de diálogo y se pueda resolver de manera más expedita cualquier tipo de falta o incidente”.
La pregunta que queda es si existe la posibilidad de lograr, antes del 9 de enero, un ambiente de confianza entre las partes negociadoras que permita darle continuidad al cese el fuego, porque para analistas como de Currea-Lugo, “si para esa fecha no hay prorroga, lo que está en juego no será el cese, pero si el proceso de paz”.
88
días se han cumplido de cese el fuego bilateral entre el Gobierno y el Eln.
10
meses cumplió la fase pública de negociaciones entre el Gobierno y el Eln.