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El presidente Juan Manuel Santos anunció ayer que el general Alzate, la abogada Gloria Urrego, y los otros
tres militares serán liberados la próxima semana.
En las orillas del río Atrato, al lado de un malecón que siempre huele a pescado, estaban tan acostumbrados de ver al general Rubén Alzate Mora sin uniforme, que un día más sin el camuflado no se les hizo extraño a los pescadores y canoeros.
Lo que sí les pareció extraño es que el general “monito”, como lo reconocen en el puerto, llegara un domingo, con poca compañía y comprara algunos insumos para llevar ¿quién sabe a donde?
Así lo vio Juver Palacios, un canoero negro de brazos largos que parecieran llegarle a las rodillas, y músculos forrados cuando levanta las redes para llevar el pescado a las cinco bocas hambrientas que esperan en su mesa cada día.
“El vino acá y compró algunas cosas. Compró como unas papas y hasta una sombrilla. Luego pidió en alquiler una panga (canoa) y puso a otro señor a manejar, pero no dijo nada. Se fue río arriba”, cuenta Juver, y señala las aguas del Atrato, surcadas por pangas con pasajeros cubiertos por sombrillas de colores azules y rojas desteñidas por el sol.
—Yo quise llevarlo pero él dijo que no se demoraba. Que iba ahí abajito y regresaba, asegura el negro.
—¿Pero dijo a dónde iba?
— No. Se fue con una muchacha y otros dos jóvenes, también sin uniforme.
Dicen todos los que conocen al general Rubén Alzate Mora, comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Titán, que la frase preferida del alto mando militar es que a los civiles hay que ganárselos con buenas acciones, para que ellos, los ajenos a la guerra, tengan mejores condiciones de vida.
Y esas acciones las han vivido los jóvenes quibdoseños que desde hace poco más de diez años, han visto llegar las distintas formas de violencia a sus barrios. Las fronteras invisibles, las muertes, los atracos, los robos de motos, las pandillas y la presencia de grupos ilegales como Farc, Eln y bandas criminales, han confinado a los chicos en los territorios.
En contra de esta problemática también ha luchado el general Alzate. Sin uniforme para acercarse a los jóvenes y ganarse la confianza, ha llegado hasta los barrios y según los habitantes, les ha llevado mensajes de esperanza.
Jeisson Bolaños es uno de esos jóvenes que le hace frente a la violencia en el barrio Kennedy, en Quibdó. Estas vías donde pululan motos sin control, juegan niños con balones en calles de barro, casas centenarias hechas con mezcla de sangre de toro y lodo, y no se puede pasar de un lado a otro “por ser territorio enemigo y te mueres”, sirven de paso a los grupos guerrilleros que llegan al la ciudad, atacan y vuelven a la selva.
“Él ha trabajado con nosotros. Viene y nos enseña cómo salir adelante. Nos da lecciones de amistad, de servicio. Una de esas enseñanzas la repite a cada rato: hay que estudiar muchachos porque el que no estudia se queda atrás”, relata Jeisson, de 22 años.
El compromiso del general Alzate Mora con las comunidades ha quedado plasmado en el plan Chocó 2038, en el cual, según la alcaldesa de Quibdó, Zulia Mena, el participa y ayuda a construir para mejorar la calidad de vida de todos los chocoanos.
La Alcaldesa resalta la importancia de la participación del General en este plan, y cuenta que Alzate cuando llegó a la Fuerza de Tarea Conjunta Titán, quedó marcado por la situación de atraso y pobreza que vive este departamento, rico en recursos naturales, hídricos y minerales.
“Él dijo que la situación del Chocó no es solo un tema de seguridad, un tema de autoridad y mano dura. Necesitamos un compromiso social con la región, y contribuir para que este pueblo saque adelante sus potencialidades”, dice la alcaldesa Mena.
El domingo, horas después de conocerse el secuestro del general Alzate, los quibdoseños cercanos a él, los que han sentido la mano amiga del militar, empezaron a exigir la liberación. Hasta hoy, días antes de su libertad, tres sillas vacías junto a la bandera de Colombia, Chocó y blanca los esperan a él, a la abogada Gloria Urrego y al cabo Jorge Rodríguez, compañeros en esa aventura de ayudar a las comunidades más necesitadas.
El general Alzate tiene una frase, como dicen en el argot militar, de batalla: “la función mía, y la de todo militar, es servirle a la comunidad. Nosotros no estamos para combatirla sino para servirla”.
La repitió a sus compañeros de curso —entre 1979 y 1981— en la Escuela de Cadetes. La fijó en su oficina y la repite cada vez que sale a las comunidades lejanas y de civil.
El General hace parte de una nueva generación de oficiales militares comprometidos con los proyectos sociales para ganarse las comunidades alejadas y necesitadas. De esta generación hace parte el general Hernán Giraldo, cuya línea de trabajo la centró en ayudar a las comunidades indígenas, muchas golpeadas por el conflicto armado en las regiones.
El mayor Harvin Solarte Padilla, compañero de curso del general Alzate, recuerda el buen humor del alto mando militar, lo agradable de conversar con él, y el humanismo que siempre ha tenido y que viene de formación hogareña. “En nuestro curso nos enseñaron que si quieres ganar la guerra, gánate a la población civil, porque ella es la gestora de la paz y en el momento en el que uno se gana a la población, ella es la encargada de sacar a la guerrilla”, expresa el mayor Solarte.
Esa máxima, dice Solarte, la quiso aplicar el general Alzate, quien para llegar a la población necesitada se despojaba de su uniforme una y otra vez. Tanto que, cuentan soldados de la Brigada 15 en Chocó, Alzate le gusta salir sin escoltas y camina hasta el malecón, donde es recibido con algarabía el “general monito”.
Cuenta el mayor Solarte, que el comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Titán gana la confianza de la gente sin el uniforme, porque piensa que en una zona complicada los civiles van a perder, “entonces para evitarles el problema me voy de civil y yo asumo la responsabilidad”, le dijo en una ocasión el general Alzate al mayor Solarte.
El secuestro del general Alzate hace ocho días por el frente 34 de las Farc deja varios interrogantes. ¿Por qué llegó de civil y sin escolta?, ¿Qué hacía en una zona que es controlada por la guerrilla?
A estas preguntas, varias hipótesis tratan de dar respuesta. La primera es la que la alcaldesa de Quibdó, Zulia Mena, relató a El Colombiano: “el trabajo que el hacía en la zona era de recolección de información de las necesidades”.
De ser así, el general Alzate habría desatendido una petición hecha por las comunidades hecha desde el 8 de mayo de este año. En una carta del Consejo Comunitario Mayor de la Asociación Campesina Integral, Cocomacia, dejó claro que se oponían “y no avalamos que los proyectos sociales que vayan dirigidos a nuestras comunidades se realicen por instituciones militares”.
Esta versión es reafirmada por Presentación Palomeque, vicepresidente del Consejo Comunitario de Las Mercedes, lugar donde fue secuestrado el general hace ocho días.
“Nosotros no sabíamos de esos proyectos y no teníamos ninguna cita con el General como dicen algunos. Ni lo conocíamos, por eso no entendimos cuándo y porqué llegaron”, afirma el líder comunal.
Otra de las versiones es que el general Alzate fue engañado. Al parecer se dirigió al caserío a orillas del río Atrato, para concretar una desmovilización, sin embargo, algunas fuentes de Inteligencia Militar aseguran que el alto mando fue engañado y secuestrado por los guerrilleros.
Por esta razón, el Especialista en Ciencia Política y general (r) de la Policía, Jairo Delgado, ve necesario que el General aclare lo sucedido, ante las hipótesis que maneja la opinión pública, y que ha llevado a varias especulaciones.
“El debe aclarar qué pasó y qué estaba haciendo porque además del tema militar está atravesado un tema del proceso de paz”, asevera Delgado.
Las explicaciones también fueron solicitadas por el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón. “Esperamos que al regreso puedan informar efectivamente los detalles de que implicaba su presencia en este punto. Hay unos protocolos de seguridad que si se hubiesen cumplido estaríamos en una situación diferente”.
Han pasado ocho días del secuestro y en cada esquina de Quibdó, los habitantes de esta ciudad preguntan por el general Alzate, pese a que el presidente Juan Manuel Santos anunció ayer la liberación. Preguntan por el militar monito, que parece “gringo” y que decidió ganar la guerra con obras y sin balas.