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L a puerta que entreabrió el expresidente Álvaro Uribe Vélez de un posible acercamiento al proceso de paz con las Farc, fue negada por el Gobierno al considerar que la propuesta del ahora senador es inviable, y además, la firma del Acuerdo Final se sellará con o sin el acompañamiento del uribismo.
La condición exigida por Uribe, con la cual flexibilizó su posición frente a los diálogos, fue “reabrir algunos capítulos como el de la impunidad y la elegibilidad política”, asuntos que para él son los más espinosos en la mesa y merecen una revisión más profunda, en la cual hubiera espacio para observaciones hechas por el Centro Democrático.
Sin dejar de tender puentes, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo sostuvo que reabrir puntos ya cerrados en la negociación es inviable, no obstante, el Gobierno continúa con el propósito de encontrar puntos en común y de discusión en cuánto a lo que se refieren los acuerdos y puntos aún sin discutir.
“En el desarrollo para el cumplimiento de esos acuerdos hay que seguir trabajando en esos escenarios de participación”, expresó Cristo y envió un mensaje a manera de invitación: se espera la participación del Centro Democrático en el tratamiento de pendientes como el estatuto de oposición y el nuevo régimen electoral.
Volver a tratar los puntos acordados en la agenda de negociación relacionados con participación política y justicia, para darle participación a la oposición, sería devolverse sobre los pasos y retardar el avance para la terminación de los diálogos, y en esa vía, el conflicto armado.
Es así como el analista político y exprocurador Jaime Bernal Cuéllar, ve muy complejo discutir lo ya tratado, y señala que mientras para algunos el tema de justicia y participación política es sinónimo de impunidad, para él representa una necesidad que llevaría del conflicto armado a la paz y la democracia.
Sin embargo, aduce Bernal, para la implementación de los acuerdos y la aplicación del plebiscito se tendrá un tiempo prudencial y este “sería el escenario propicio para que todas las personas, incluyendo la oposición, aporten soluciones adecuadas para construir una justicia transicional y construir los estatutos de la oposición y la forma de ejercer la política. Si es del caso, los problemas de esa rama como las curules y demás”.
La lectura desde la oposición a la respuesta gubernamental ante el ofrecimiento del expresidente Álvaro Uribe, es que la premisa de que “nada está acordado hasta que todo esté acordado”, es una falacia, pues si ya hay consensos deberían hacerse públicos.
La representante a la Cámara por el Centro Democrático, Margarita Restrepo, ve en lo dicho por el Gobierno una gran mentira y expresó: “esto evidencia una vez más que Juan Manuel Santos es un tramposo. De hecho la prueba es que la carta que mandó al expresidente es una burla al pueblo colombiano si ya todo estaba negociado”.
La respuesta del Gobierno, dicen expertos, amplía más las diferencias entre la oposición y la oficialidad, cuyos acercamientos por el proceso de paz han creado puntos de vista irreconciliables.