Aunque no se conocen los detalles de la reunión que sostuvieron el viernes el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y los expresidentes colombianos Andrés Pastrana y Álvaro Uribe; los expertos coincidieron en dos aspectos: primero, que aunque pudo ser casual, el Gobierno colombiano no le debe restar importancia porque puede poner en riesgo la diplomacia, y, segundo, que el encuentro con los expresidentes es más un intento de Trump por acercarse a la región y conocer de primera mano el caso de Venezuela.
El expresidente Andrés Pastrana fue quien reveló la cita, al publicar en Twitter que la conversación fue cordial y muy franca “sobre problemas y perspectivas de Colombia y la región”, escribió. EL COLOMBIANO quiso conocer más detalles del encuentro y lo consultó, frente a lo cual respondió: “muchas gracias, pero por ahora no voy a hablar”
Uribe, por su parte, dio a conocer ayer una carta dirigida al Congreso de EE.UU., en la que manifiesta sus preocupaciones por el aumento de los cultivos de coca y el acuerdo de paz con las Farc, entre otros puntos. Su oficina de prensa informó que Uribe dijo que la conversación se produjo por una “invitación de terceros, un encuentro social”.
El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, aseguró ayer que “el país está concentrado en atender la emergencia de Mocoa y esperamos esta semana conocer los detalles de esa reunión”. Agregó que “estábamos concentrados en otros temas y no conocemos detalles. Que juzguen los colombianos la actitud de los expresidentes”.
Implicaciones del encuentro
Diego Cediel, profesor de Ciencia Política de la Universidad de La Sabana, dijo que el interés de Trump en escuchar a los dos expresidente tiene que ver con que necesita potenciar su posición frente a Venezuela y Cuba, en el sentido en que el Partido Republicano, y en especial el senador Marco Rubio, fueron muy críticos con el acercamiento de la pasada administración de EE.UU. con los gobiernos de esos dos países, ese deshielo no cayó bien.
“Lo que está pasando es que Venezuela tiene un respiro diplomático por haber sido un apoyo logístico, político y mediático del proceso de paz, y Cuba fue un gran mediador. Es en ese sentido, y con el fin de revisar cómo se puede disminuir la victoria diplomática y mediática de estos países, lo que hace Trump es acercarse al nervio: los acuerdos de paz con las Farc”, al entender que tanto los regímenes de Raúl Castro y Nicolás Maduro fueron claves en este hecho.
Destacó que esta reunión es un golpe a la diplomacia colombiana, “porque, si no se acordó con la Cancillería, significa que la oposición se mueve de una manera más eficiente, en función de buscar los acuerdos que se necesitan para catapultar su proyecto político de cara a las elecciones de 2018”.
Patricia Muñoz Yi, docente de Ciencia Política de la Javeriana, dijo que hay dos escenarios: uno, que haya sido una reunión casual y social, y, dos, que Trump tenga interés de conocer más la situación de Colombia, “ya que EE. UU. está tomando decisiones de política exterior y, puntualmente, sobre los recursos de cooperación para la erradicación de cultivos”.
Indicó que, al parecer, hay una diplomacia alterna que funciona mejor que la del gobierno colombiano y que se acomoda al “estilo no tradicional de hacer política del presidente Trump”.
Mauricio Jaramillo Jassir, politólogo e internacionalista de la Universidad del Rosario, agregó, al igual que los otros analistas, que la oposición activó la “diplomacia paralela” y esto debe llamar la atención, porque dos expresidente superaron la estructura del aparato estatal. “Esto tiene un impacto simbólico en cuanto a que le demuestran a Santos que le llevan una ventaja en los acercamientos con Estados Unidos”.
Manifestó que esto muestra que el senador del Centro Democrático hace cabildeo contra el ejecutivo y eso “lo contradice, porque durante su gobierno, el Polo hizo lo mismo ante el Partido Demócrata, para que revisara el TLC, y los acusó de traidores, es decir, en su momento Uribe acusó al Polo de hacer cabildeo para retrasar el TLC”.
Jaramillo destacó que este encuentro es una derrota para la Embajada de Colombia en Washington y que la pregunta que está por responder es por qué si hay un personal exclusivo para conseguir el encuentro Santos-Trump, este no se produce y dos expresidentes sí lo lograron.
Fernando Giraldo, profesor en Ciencia Política de la Universidad del Norte, dijo que esto es lo que él llama política exterior paralela. “Según la Constitución, el único que tiene vocería para hablar de temas como la lucha contra el narcotráfico es el Gobierno. Por eso, esta es una ‘paradiplomacia’ de tipo político, porque lo que hace es interferir en la labor diplomática del Gobierno”. Agregó que más allá de cualquier posición ideológica, el problema es que la reunión mina la unidad nacional y debilita al Gobierno en el contexto internacional.