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Las palabras del expresidente Álvaro Uribe sobre el Acuerdo Final eran previsibles. Desde que se empezaron a conocer noticias de La Habana, mantuvo la crítica constante y hoy es la punta de lanza de la campaña por el No.
Desde el inicio, por ejemplo, criticó la elegibilidad política de las Farc y la asignación de curules directas en el Congreso. Aunque el presidente Juan Manuel Santos siempre dijo que esta guerrilla, una vez desmovilizada, competiría por ellas, al final les asignaron 10.
“El discurso oficial ocultó que a las curules aseguradas les suma otras 16 que surgirán de circunscripciones exclusivas de candidatos de Farc o afines (...) El Gobierno tiene afán de aprobar el plebiscito para después imponer otra reforma tributaria, gastar más”, dijo exmandatario desde Santa Marta.
Agregó que el Acuerdo iguala a la guerrilla con los militares, destruye el agro, crea un tribunal de las Farc, niega cárcel a quienes confiesen crímenes, permite el lavado de activos, “convierte a las Farc en paramilitares y allana el camino para la llegada del socialismo”.
John Fredy Bedoya, investigador del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, dijo que el discurso de Uribe fue desacertado, pues intentó explicar el Acuerdo en unos párrafos, como para que la gente no se acerque a ellos, y por eso los distorsiona.
“Es una oposición irresponsable, en términos de que no está haciendo pedagogía a sus seguidores sino que termina minando el proceso democrático. El expresidente hace mucho énfasis en que habrá impunidad, pero no la habrá”.
Sobre el supuesto tránsito de las Farc al paramilitarismo, Bedoya afirmó que es algo risible, porque la verdad de parte de esa guerrilla con relación a grupos narcotraficantes y redes de distribución, lo que hará es fortalecer las instituciones del Estado. “Las Farc dejarán las armas, en cambio los paramilitares tenían autorización para el uso de la fuerza y hacer a veces de Estado”.
Para Patricia Muñoz Yi, docente de la Facultad de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Javeriana, el discurso de Uribe buscó construir o reforzar percepciones negativas frente al Acuerdo y la gestión del Gobierno entre sectores poblacionales importantes para la votación del plebiscito, como mujeres, familias de los militares y campesinos.
“El discurso siembra dudas sobre el alcance y las consecuencias del Acuerdo. Cuestiona el enfoque de equidad de género. Quiere dejar la sensación de que refuerza la impunidad y brinda concesiones extremas a desmovilizados”.
Iván Garzón, director del programa de Ciencia Política d de la Universidad de La Sabana, dijo que fue un discurso coherente con la postura crítica que ha mantenido el expresidente. Agregó que está dirigido a sus votantes promedio, ganaderos, sectores de la fuerza pública y ciudadanos de a pie, para los cuales la no sanción de cárcel es “chocante”.
“No entró en minucias semánticas, como esperarían algunos defensores del proceso, sino que, sin matices, hizo una lectura global, crítica. Hay una intención clara de asociar el Gobierno con las Farc, y que en el otro frente están los ciudadanos de bien. La otra estrategia fue señalar, de cara al plebiscito, una especie de validación o no del Gobierno”.
Según Francisco Barbosa, docente de Derecho Constitucional de la Universidad Externado, fue un discurso previsible, en la medida en que lo que plantea es la base de su campaña del No.
“Para él es una especie de plebiscito sobre la gestión del presidente Santos. Recordó la crisis en el Chocó, en La Guajira, el tema de Saludcoop y San Andrés para enjuiciar al Gobierno y llevar a los colombianos a que el planteamiento del 2 de octubre sea una elección presidencial anticipada”.