La organización Anima Naturalis condenó la matanza a machetazos y a patadas que sufrió un tiburón de arrecife del Caribe en las playas del Parque Regional Johnny Cay, San Andrés. Así mismo, la autoridad Coralina ordenó el cierre temporal de esta playa.
“La violencia contra animales en el Caribe Colombiano es cada vez más bárbara. El espectáculo de turbas enardecidas contra animales indefensos se está convirtiendo en un fenómeno endémico de esta región del país”, manifestó Andrea Padilla, vocera de AnimaNaturalis Internacional en Colombia, ante la matanza del tiburón a manos de un grupo de pobladores. El animal fue sacado del mar y asesinado a machete y golpes.
La Corporación para el Desarrollo Sostenible de San Andrés, Providencia y Santa Catalina (Coralina) condenó el hecho e instaurará una denuncia penal ante la Fiscalía por maltrato a la fauna silvestre. Así mismo, ordenó el cierre temporal del parque y la suspensión de actividades comerciales y turísticas.
Otros casos en el Caribe colombiano
En enero de este año, un toro fue masacrado a punta de patadas, puños y cuchillo en una corraleja en Turbaco (Bolívar). Apenas una semana después un caballo fue descuartizado, aún estando con vida, tras ser corneado en una corraleja en Buenavista (Sucre). “Ambos hechos quedaron impunes pese a la crudeza de los videos que circularon en redes sociales y los registros de los medios de comunicación. Seguramente la misma suerte correrá el tiburón que esta gente enloquecida masacró”, afirmó la vocera.
A estos hechos se suman los dramas de los caballos cocheros en Cartagena de los que van 6 muertos y 17 desplomados entre 2014 y 2015, según indicó Anima Naturalis; de la amenaza de matanza de perros y gatos en Barranquilla y de los más de 200 gatos abandonados, enfermos y moribundos en el Polideportivo de Santa Marta, indicó la entidad.
“La característica de estos casos es la inmoralidad administrativa de los gobiernos locales que, además de no haber hecho nada para mitigar el sufrimiento de los animales, han tomado medidas que agravan sus condiciones de maltrato y vulnerabilidad. Tanto en los casos del toro, el caballo y el tiburón, como en estos de maltrato crónico, los alcaldes han actuado con complicidad”, agregó Andrea Padilla.
“Otro caso brutal fue el del gato quemado en Cartagena, cuyo video fue subido a las redes por los mismos delincuentes. Pese a las denuncias radicadas ante la Alcaldía de Cartagena y la Gobernación e inspección de policía de Bolívar, a quienes corresponde conoce los hechos de crueldad contra animales en términos de la ley 84 de 1989, no ha pasado nada”, dijo Padilla.
La organización reiteró su llamado al gobierno nacional “para que le de la cara a esta otra guerra y trace lineamientos de política pública que garanticen protección de todos los animales en el país”. Al Congreso le envió un mensaje para que legisle a favor de la penalización de la violencia contra animales, incorporando sanciones posibles y procedimientos claros. Y a los gobiernos locales les recordó su deber de hacer cumplir la ley 84 de 1989 a cabalidad, pero principalmente, de promover una cultura ciudadana para la protección animal.