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Un ciego que es fotógrafo en Medellín

Gustavo Vargas, fotógrafo ciego de Manizales, capta en imágenes a otros invidentes de Medellín. Busca hacer visibles sus historias con su cámara.

  • Federico, pintor.
    Federico, pintor.
  • Héctor Sofonías, guitarrista.
    Héctor Sofonías, guitarrista.
  • Doris, comerciante.
    Doris, comerciante.
  • Laura, campeona de tenis de mesa para ciegos.
    Laura, campeona de tenis de mesa para ciegos.
  • Rafael, docente de braille y sistemas.
    Rafael, docente de braille y sistemas.
  • Edison, pensionado.
    Edison, pensionado.
  • Yuliano, músico percusionista.
    Yuliano, músico percusionista.
  • Ana Rita, vocalista y percusionista.
    Ana Rita, vocalista y percusionista.
  • Angy, campeona nacional de natación.
    Angy, campeona nacional de natación.
  • Carlos, abogado estudiante de maestría.
    Carlos, abogado estudiante de maestría.
  • Amparo, pensionada
    Amparo, pensionada
  • Gustavo Vargas, fotógrafo artista (autoretrato)
    Gustavo Vargas, fotógrafo artista (autoretrato)
23 de enero de 2018
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Con un hilo en la mano izquierda y el bastón en la mano derecha, Gustavo se acerca al personaje. Lo ubica en el espacio que escogió y mide la distancia con el hilo de nylon desde donde está parado hasta su cámara.

Conversa unos minutos con ese que está al frente, no solo por escuchar sus historias, sino por entender a través del sonido el ángulo correcto para apuntar el lente. Ubica su cámara frente al rostro del fotografiado, como si pudiera ver a través del visor. Dispara.

En su mente se forma la imagen, y unos segundos después la cámara instantánea imprime lo que su cabeza vio minutos antes.

Este manizaleño de 35 años, que nació con visión solo en su ojo derecho y que a sus 18 años quedó ciego debido a una bacteria, explica que busca que otras personas con discapacidad se motiven a hacer proyectos en diferentes áreas del conocimiento.

“Hago fotografía porque me gustó el reto, siempre me decían, ‘usted es ciego, usted no es capaz de hacer esto’, y quería demostrar que sí soy capaz y ser un referente para otros ciegos, para que vieran que pueden hacer cosas buenas, que tienen un potencial por desarrollar”.

El proyecto nació luego de ver que en México otros invidentes crearon Hilo Negro, en espacios cerrados. Gustavo decidió sacarlo a la calle y fotografiar a otros como él. “En Medellín tuve un contacto inicial y quise tener fotografías de ciegos exitosos, me fui contactando por el voz a voz, todos tenían una historia y había un enlace entre uno y otro, así llegué a ellos.”.

Una historia que ve mucho más allá de la luz

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