Los últimos días de la Filbo tienen un sabor agridulce. A Gabo lo robaron, se llevaron de Macondo a Cien años de Soledad. La primera edición del libro no se sabe dónde fue a parar ni en manos de quién está, la sacaron de la vitrina en la que estaba bajo llave, exhibida para recodar al Nobel y su obra.
“La pérdida es inmensa, para Álvaro debe ser una pérdida afectiva muy grande, ellos tuvieron una muy buena amistad”, lamenta el librero Juan Hincapié, de Los libros de Juan.
Y aunque para los bibliófilos la noticia resulta vergonzosa, Álvaro Castillo Granada, a quien pertenecía la pieza advierte que “el ejemplar robado es invaluable y no debe salir a la venta”, a la vez que indicó que ya hizo la denuncia formal.
Una edición especial
“Para Álvaro Castillo, el librovejero, como ayer y como siempre. Su amigo, Gabriel”. Con esa dedicatoria firmada por el mismo Gabo comienzan las páginas de este libro, una edición además especial por los ocho mil ejemplares que se imprimieron en 1967 por la Editorial Sudamericana en Argentina.
La historia detrás de la carátula también hace de este un ejemplar valioso. “A raíz del afán de sacar la publicación no llegaron las carátulas que habían solicitado a Rojo, que fue un gran ilustrador mexicano, entonces por eso se volvía muy especial y fue un ícono la primera edición”, recuerda Juan.
Gran conocedor de todas las ediciones de Gabo, como lo definen algunos libreros, Álvaro lleva más de 25 años en el oficio. Su pasión por los libros lo motivó a crear con tres socios más, en Bogotá, San Librario. Señala Miguel Matus Alvarado en su Crónica corta sobre San Librario: Un Santuario de Libros en Bogotá; todo un universo mágico de la lectura, que hasta allí llega mucha gente, “de otros lugares del país, acuden como último mecanismo para encontrar las obras literarias que alguna vez creyeron imposible de conseguir”.
Alarma y decepción
Para Juan la pérdida de esta obra llama la atención sobre lo que puede ocurrir en estas fiestas de la literatura, en las que el interés de exhibir piezas de este tipo no es más que rescatar el patrimonio.
“Nosotros los libreros no miramos estas obras como piezas con un valor económico sino por el valor de la joya bibliográfica en sí. Es doloroso saber de ese robo y es una pérdida irreparable para él. Porque vos podés conseguir otra nueva edición y en el mercado existen hasta firmadas, pero lo de Álvaro era una pieza de un sentimiento personal de amigos, le atacaron un hijo”.
Frente a este hecho, Corferias y la Cámara Colombiana del Libro, en un comunicado de prensa, lamentaron el incidente e informaron que “las investigaciones correspondientes se han iniciado, y que las autoridades han recibido el material de seguridad, los videos y la información pertinente para esclarecer los hechos”.
Señalaron también los organizadores de la Filbo que se hará una campaña de solidariadad para obtener información del ejemplar y recuperarlo.